La invasión de Rusia a Ucrania despertó diferentes reacciones entre países occidentales. Las sanciones impuestas a Rusia por parte de distintas potencias mundiales, como Estados Unidos y Reino Unido, tienen como finalidad presionar al presidente ruso, Vladimir Putin, a abandonar su ofensiva militar.
En este marco, la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, pidió a los gobiernos europeos imponer un embargo total al petróleo importado de Rusia, aunque con un periodo de transición hasta fin de año para evitar un fuerte impacto en los mercados y conseguir fuentes alternativas para el suministro necesario.
«Seamos claros, no será fácil. Algunos estados miembro son fuertemente dependientes pero debemos simplemente trabajar en ello. Proponemos desde ahora una prohibición del petróleo ruso, una prohibición total de las importaciones de todo el petróleo ruso», señaló la jefa del Ejecutivo comunitario en el pleno del Parlamento Europeo reunido en Francia.
Además, la alemana enumeró otras medidas que el bloque continental está preparando para imponer presión al Kremlin. Entre ellas está la necesidad de enumerar a los individuos que hayan cometido crímenes de guerra en la ciudad de Bucha, un ataque bélico repudiado por toda la comunidad internacional. También pidió aumentar la presión a los bancos para asfixiar el sistema financiero de Rusia: «El aislamiento total del país” dificultará seguir financiando la guerra.
Mientras Eslovaquia mostró su apoyo al embargo, el gobierno pidió un período de transición más amplio de tres años para cortar el suministro de petróleo de Rusia y tener mayores garantías para su seguridad energética. Por su parte, Hungría criticó la propuesta y se negó a desligarse del petróleo ruso. El país recibe de parte de Rusia más del 60% de su suministro total de petróleo, lo que implica que es uno de los países que tendrá mayores dificultades para garantizar la seguridad energética.
