El neerlandés Mark Rutte fue nombrado este miércoles 26 de junio el nuevo secretario general de la OTAN. La alianza militar transatlántica anunció el nombramiento del primer ministro saliente de Países Bajos en un momento crítico por la guerra de Ucrania y el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Mark Rutte, de 57 años, asumirá el cargo el 1 de octubre en sustitución del noruego Jens Stoltenberg, y pasará así a conducir la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en un momento especialmente delicado.
“El Consejo del Atlántico Norte decidió designar al primer ministro Mark Rutte como el nuevo secretario general de la OTAN”, anunció la alianza después que de los embajadores de los países miembros aprobaron el nombramiento.
Casi inmediatamente, Stoltenberg saludó la designación de Rutte con un mensaje de felicitaciones en la red X. “Es un líder fuerte y un forjador de consensos. Le deseo todos los éxitos. Sé que dejo la OTAN en buenas manos”, señaló.
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En tanto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, apuntó que el liderazgo y experiencia de Rutte “serán cruciales para la Alianza durante estos tiempos difíciles”. El presidente francés, Emmanuel Macron, también celebró el nombramiento “cuando la Alianza es más necesaria que nunca”.
Rutte había obtenido desde el inicio de su campaña el apoyo de miembros clave de la OTAN, como Estados Unidos y Reino Unido. El portavoz del Consejo de Seguridad estadounidense, John Kirby, declaró que “el presidente (Joe) Biden cree firmemente que Mark Rutte será un excelente secretario general”.
“Es un tremendo honor ser nombrado secretario general de la OTAN. La Alianza es y seguirá siendo la piedra angular de nuestra seguridad colectiva. Liderar esta organización es una responsabilidad que no me tomo a la ligera. Agradezco a todos los Aliados por depositar su confianza en mí. Espero asumir el cargo con gran vigor en octubre, como sucesor de Jens Stoltenberg, quien ha brindado a la OTAN un liderazgo sobresaliente durante los últimos 10 años y por quien siempre he sentido una gran admiración”, escribió Rutte.
Mark Rutte tiene frente a sí un puñado de retos importantes entre los que destacan la posibilidad del regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. En su campaña por un nuevo mandato, el expresidente amenazó con no proteger a los miembros de la OTAN que no gastan lo suficiente en defensa.
Al jefe saliente de la OTAN, Jens Stoltenberg, se le atribuyó el mérito de haber evitado una crisis importante que podría haber hecho que el magnate estadounidense abriera un agujero irreparable en la alianza.
Apoyo a Ucrania. Si bien es posible que la amenaza de Trump no se cumpla, una realidad ineludible será la situación en Ucrania. Los países de la OTAN, encabezados por Estados Unidos, han proporcionado 99 por ciento de la ayuda militar que ha ayudado a mantener a las fuerzas ucranianas en la lucha desde 2022.
RUSIA Y UCRANIA, UNO DE LOS PRINCIPALES DESAFÍOS
Sin embargo, a medida que la guerra avanza hacia su cuarto año, Rutte tendrá un papel clave a la hora de hacer que los apoyos a Ucrania no se marchiten gradualmente. En la cumbre prevista para Washington en julio, la OTAN asumirá un papel más importante en la coordinación de las entregas de armas y quiere que los países asuman un compromiso de largo plazo. Al mismo tiempo, Ucrania presiona para ser un país miembro de la OTAN.
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Rusia también es un reto para Mark Rutte. Independientemente de cómo se desarrolle la guerra en Ucrania, los países de la OTAN admiten que es probable que se enfrenten a una amenaza de Rusia durante las próximas décadas.
En 2023 la alianza adoptó sus planes de defensa más completos desde el final de la Guerra Fría, destinados a detener cualquier posible ataque por parte de Rusia. La tarea principal de Rutte en este caso será tratar de garantizar que la OTAN esté preparada y, al mismo tiempo, velar por que las tensiones no desemboquen en un conflicto nuclear con Rusia.
Algunos aliados estiman que Rusia podría estar preparándose para una posible guerra con la alianza dentro de una década. Eso brinda a los países de la OTAN una ventana de oportunidad cada vez menor para cubrir las brechas en armamento y personal clave que necesitan para poner en práctica los nuevos planes.
EL PROBLEMA DEL DINERO
Todo lo anterior requerirá dinero, y en enormes cantidades. Una década después de que la OTAN estableciera el objetivo de que los aliados gastaran 2 por ciento de su producto interno bruto en defensa, solamente 23 de los 32 países alcanzaron esa meta este año. El nuevo jefe de la OTAN tendrá que acorralar a los rezagados para cumplir el objetivo y asegurarse de que otros no retrocedan.
Y ya hay llamados para que la alianza vaya aún más lejos y aumente considerablemente su gasto, haciendo que ese 2 por ciento sea un piso mínimo y no un nivel máximo.
China es una región en la que la OTAN tiene puestos los ojos. Si bien la alianza está vinculada al área euroatlántica, Estados Unidos ha estado presionando a sus aliados para que presten más atención a los riesgos planteados por China.
La floreciente asociación de China con Rusia ha impulsado la amenaza en las mentes de muchos aliados europeos y ha visto a la OTAN construir vínculos con aliados como Japón, Corea del Sur y Australia. Pero algunos, especialmente Francia, siguen siendo cautelosos a la hora de desviar la atención de la OTAN de su teatro principal y el nuevo jefe de la OTAN tendrá que realizar un cuidadoso acto de equilibrio.
Publicado en cooperación con Newsweek en Español