El régimen de Nicolás Maduro rechazó la deportación que EEUU llevó adelante de 300 presuntos miembros de la banda criminal venezolana El Tren de Aragua que fueron enviados a una prisión de máxima seguridad en El Salvador.
La dictadura chavista calificó a la decisión como «anacrónica» y «violatoria de los derechos humanos».
Hizo hincapié en que la acción se realizó bajo la ley de Enemigos Extranjeros que se aprobó en 1798 y que autoriza al presidente norteamericano a deportar a quienes no hayan nacido en territorio estadounidense.
La última vez que se aplicó esta normativa fue en la Segunda Guerra Mundial.
«La República Bolivariana de Venezuela rechaza de manera categórica y contundente la proclama del gobierno de los Estados Unidos, que criminaliza de forma infame e injusta a la migración venezolana», sostuvo
Y agregó: «En un acto que evoca los episodios más oscuros de la historia de la Humanidad, desde la esclavitud hasta el horror de los campos de concentración nazi».