Las fuerzas de seguridad de Myanmar mataron a más de 1.000 civiles desde el golpe de Estado del 1 de febrero último, que instaló una junta militar en el poder y expulsó del gobierno a la líder civil Aung San Suu Kyi, afirmó hoy una ONG local.
El número de civiles que mataron las fuerzas de seguridad llegó a 1.001, aseguró la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAPP), que registra las muertes y las detenciones llevadas a cabo por el régimen birmano.
En su último parte, difundido a través de la red social Twitter, la AAPP también cifra en 7.320 los detenidos, de los que 5.712 permanecen arrestados o recibieron una sentencia.
La junta militar que controla Myanmar desde hace 200 días, liderada por Min Aung Hlaing, continúa reprimiendo la oposición al nuevo régimen.
Desde el primer día lleva adelante una sangrienta represión contra las protestas.
A pesar de la represión, que incluye disparos con balas contra los manifestantes, la población continúa manifestándose en las calles.
Ko Bo Gyi, uno de los dirigentes de la AAPP, una asociación declarada ilegal por la junta militar, indicó a la agencia de noticias AFP que el número de víctimas mortales puede ser mucho más elevado.
Por su parte, el Gobierno afirmó en junio que el número de víctimas civiles era mucho menor de lo que decía la AAPP y que 90 miembros de las fuerzas de seguridad murieron en enfrentamientos.
Según la agencia de noticias Europa Press, al menos 92 civiles fueron asesinados el lunes, incluyendo adolescentes, activistas estudiantiles y miembros del partido Liga Nacional por la Democracia (LND) -encabezado por la depuesta premio Nobel Aung San Suu Kyi-, entre otros.
Este número incluye la masacre de 40 personas en el municipio de Kani, en la región de Sagaing, uno de los bastiones de la resistencia al golpe, durante redadas en domicilios.
Residentes que huyeron ante la presencia policial detallaron que, cuando regresaron, encontraron casi 49 cuerpos, incluyendo el de un adolescente de 14 años, recoge el portal The Irrawaddy.
El número de detenidos torturados hasta la muerte por la junta también aumentó, con al menos otras diez personas asesinadas bajo custodia en el último mes y medio.
Por otra parte, Ko Bo Gyi, que vive en la clandestinidad, acusó al Gobierno de «militarizar» la pandemia de la Covid-19.
Myanmar registra hasta la fecha más de 360.000 casos y 13.623 decesos debido al coronavirus.
El golpe del 1 de febrero se produjo tras tensiones a raíz de las elecciones generales de noviembre, en las que tanto la oposición como el Ejército denunciaron posibles irregularidades, aunque sin presentar pruebas.