La policía detuvo a más de 5.000 personas en concentraciones celebradas por toda Rusia, cuando los partidarios del opositor Alexei Navalny salieron a las calles para protestar por su encarcelamiento, a pesar del frío cortante y las amenazas de detención.
Las concentraciones siguen a las grandes protestas del pasado fin de semana y forman parte de una campaña para presionar al Kremlin para que libere al principal opositor al presidente Vladimir Putin.
El político fue detenido el 17 de enero tras su regreso a Moscú desde Alemania, donde se estaba recuperando de un envenenamiento con un agente nervioso en Rusia ocurrido el verano pasado. Navalny acusa a Putin de ordenar su asesinato, algo que el Kremlin niega.
La policía de Moscú detuvo al menos a 844 personas en la capital rusa, en la que se desplegó un enorme dispositivo policial en respuesta a las concentraciones de los partidarios de Navalny, según informó OVD-Info, un grupo de seguimiento de protestas. OVID-Info dijo que la policía había detenido a 3.062 personas en todo el país.
Entre los arrestados se encontraba la esposa de Navalny, Yulia Navalnaya, quien ya había sido detenida por la policía la semana pasada en una protesta similar.
El regreso de Navalny a Moscú a pesar del evidente riesgo de arresto y las protestas que su encarcelamiento ha desencadenado suponen un gran desafío para Putin, que ha dominado el panorama político ruso durante más de dos décadas.
En una medida muy inusual, la policía impuso un bloqueo de seguridad en el corazón de la capital, sellando las calles a los peatones en las inmediaciones del Kremlin, cerrando las estaciones de metro y desplegando cientos de policías antidisturbios mientras caía la nieve.
La policía ha dicho que las protestas no han sido autorizadas y que serán disueltas, como lo fueron el pasado fin de semana. Más de 4.000 personas fueron detenidas en esas concentraciones, según OVD-Info.
Una multitud de manifestantes se dispersó por Moscú después de que los organizadores cambiaran dos veces el punto de reunión previsto, mientras la policía tomaba medidas muy inusuales para sellar el acceso peatonal a zonas de la capital y cerrar estaciones de metro.
La policía cifra la participación en la protesta de Moscú en unas 300 personas.
En la ciudad de Vladivostok, en el extremo oriental del país, donde se inició una protesta a las 02:00 GMT, la policía impidió a los manifestantes acceder al centro urbano, obligándolos a trasladarse al paseo marítimo y a las aguas heladas de la bahía de Amur.
Las imágenes de vídeo mostraron a los manifestantes coreando «Putin es un ladrón» mientras se daban la mano y marchaban sobre el hielo a temperaturas de unos 13 grados bajo cero (8,6 Fahrenheit).
En Tomsk, la ciudad siberiana que Navalny visitó antes de perder la consciencia repentinamente en un vuelo nacional el pasado agosto, los manifestantes se reunieron frente a una sala de conciertos ante la cual corearon «¡Dejadlo salir!» mientras ondeaban banderas rusas.
En la ciudad de Yakutsk, en el este de Siberia, decenas de personas acudieron a la cita con temperaturas de -42 ºC (-44 ºF).
Las protestas son una prueba del apoyo de Navalny después de que muchos de sus aliados más prominentes fueran objeto de una campaña de represión esta semana. Varios de ellos, incluido su hermano Oleg, se encuentran bajo arresto domiciliario.
«Si nos quedamos callados, mañana podrían venir a por cualquiera de nosotros», escribió en Instagram Yulia Navalnaya, la esposa del crítico del Kremlin.
Navalny, de 44 años, está acusado de violación de la libertad condicional que, una acusación que según él es inventada. Un tribunal se reunirá la próxima semana para estudiar la posibilidad de imponerle una pena de hasta tres años y medio de cárcel.
Las potencias occidentales han pedido a Moscú que deje en libertad a Navalny, y sus aliados han apelado al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para que imponga sanciones a 35 personas que, según ellos, son aliados cercanos de Putin.
Con el objeto de movilizar a sus partidarios, Navalny publicó este mes un vídeo en Internet que ha sido visto más de 100 millones de veces, en el que acusa a Putin de ser el principal propietario de un suntuoso palacio en el Mar Negro. El líder del Kremlin lo ha negado.