La caravana de migrantes centroamericanos que busca llegar caminando a Estados Unidos y que salió el jueves desde Honduras ya suma unos 9 mil integrantes ahora que atraviesa Guatemala, donde, lejos del primer anuncio de que sería frenada, logró entrar casi sin resistencia por la cantidad de familias y niños que la componen.
Salidos hace dos días desde San Pedro Sula, la segunda ciudad hondureña, la caravana tenía inicialmente unos 200 integrantes, pero fue creciendo en camino y las autoridades guatemaltecas revelaron dos últimos “ingresos” de grupos, uno anoche y otro esta mañana, por la línea de frontera de El Florido, a unos 220 kilómetros de la capital.
Aunque un decreto facultaba a la policía a frenar por la fuerza el avance del grupo, la existencia de muchas familias y niños hizo que se abriera el paso, por lo que todos pasaron la frontera en orden y sin mayor resistencia, en tandas de alrededor de 3 mil personas cada vez.
Según la agencia AFP, ni siquiera se les exigió la presentación de la documentación ni, mucho menos una prueba negativa de Covid-19.
La estatal Agencia Guatemalteca de Noticias (AGN), sin embargo, detalló que hubo “retorno seguro” para 410 migrantes, 397 hondureños y 13 salvadoreños.
El Ejecutivo de Alejandro Giammattei denunció la «transgresión» de su soberanía nacional, porque «algunos grupos han violentado la normativa vigente y lograron pasar nuestro territorio, violando las disposiciones legales».
En un comunicado, Guatemala reclamó a Honduras que contenga «la salida masiva de sus habitantes, mediante acciones preventivas de manera permanente», una exigencia que ya había lanzado en octubre pasado cuando otra caravana de unos 4.000 migrantes fue disuelta en territorio guatemalteco.
Algunos grupos fueron en busca de instituciones de apoyo al migrante, y otros recibieron asistencia de la Cruz Roja y del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Los migrantes dicen huir de una Honduras fuertemente golpeada por el paso de los huracanes Eta e Iota en noviembre y la falta de empleo causada por la pandemia, que se suman a una crisis socio-económica de un país con los niveles de violencia más alto del continente.
Casi todos llevan mochilas con unas pocas pertenencias y es habitual que caminen mientras gritan «fuera JOH», las iniciales del presidente hondureño Juan Orlando Hernández, a quien responsabilizan de su situación.
Tras recorrer 450 kilómetros dentro de Guatemala, el grueso de la caravana intentará entrar a México por el paso fronterizo de Tecún Umán, según detalló la oficina de Migraciones.
México avisó ayer que «no permitirá el ingreso irregular de caravanas de personas migrantes» y desplegó 500 agentes en Chiapas y Tabasco, estados fronterizos.
La suba en el número de caminantes se debe en parte a que muchos creen que las políticas del demócrata Joe Biden –que asume el miércoles la jefatura de la Casa Blanca- serán más favorables que las del saliente Donald Trump.
Pero Washington ya descartó la posibilidad de un trato especial. «No pierdan su tiempo y dinero y no arriesguen su seguridad y salud. Es un viaje mortal», precisó el comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), Mark A. Morgan.
Ayer, además, Trump extendió la «emergencia nacional» en la frontera con México, impuesta por primera vez en febrero de 2019 para desbloquear fondos y construir el muro que prometió durante la campaña que lo depositó en el Ejecutivo.
«Se necesitan más acciones para abordar la crisis humanitaria y controlar la migración ilegal y el flujo de narcóticos y delincuentes», dijo un comunicado de la Casa Blanca.
Publicado en colaboración con Newsweek México / Published in collaboration with Newsweek Mexico