Una nueva masacre en una institución educativa sacude al mundo. Esta vez sucedió en Tailandia, en una guardería de Nong Bua Lamphu, en el norte del país, este jueves al mediodía, según los reportes de la policía local.
Un expolicía identificado como Panya Khamrab, de 34 años, ingresó fuertemente armado a la institución y atacó a quienes se encontraban allí, matando a 32 personas, entre las que se cuentan 23 niños y niñas de entre dos y tres años de edad.
Acto seguido huyó del lugar en un auto, atropellando a varios peatones. Llegó a su domicilio, asesinó a su mujer y a su hijo y, finalmente, se suicidó.
La masacre conmocionó al país, y el primer ministro tailandés, Prayut Chan-O-Cha, manifestó su dolor, dio su pésame a las familias. «Con respecto a este horrible incidente, me gustaría expresar mis más profundas condolencias y dolor a las familias de los muertos y heridos», escribió a través de las redes sociales, al tiempo que pidió a la policía “acelerar” los tiempos de la investigación.
Según testigos citados por la policía y relevados por Reuters, ese día había menos niños de lo habitual por las lluvias. Khamrab llegó a la hora del almuerzo algo agitado y “disparó primero a cuatro o cinco funcionarios de la guardería”, entre los que se encontraba una maestra embarazada de ocho meses. Al principio, cuentan, la gente pensó que eran disparos de artificio, pero luego comprendieron la gravedad de la situación. «Es realmente impactante. Estábamos muy asustados y corrimos a escondernos cuando supimos que eran disparos. Mató a muchos niños, nunca había visto algo así», cuenta uno de los testigos.
Luego, entró por la fuerza en una habitación cerrada donde había niños durmiendo y todo indica que los habría asesinado con un cuchillo.
Según el portavoz de la policía, Paisan Luesomboon, ese mismo día por la mañana el atacante había estado en una audiencia judicial por un caso de drogas. Fue a la escuela a buscar a su hijo y, al no encontrarlo, se habría puesto nervioso y habría comenzado a disparar.
De acuerdo a Reuters, este tipo de ataques no son frecuentes en Tailandia, un país en el que la portación ilegal de armas está fuertemente penada, pero existe una alta portación legal. De hecho, el asesino tenía armas por ser expolicía. El último antecedente similar ocurrió en 2020, cuando un soldado enojado por un fallido acuerdo inmobiliario mató a 29 personas e hirió a otras 57 en cuatro localidades.
