La segunda ciudad más grande de Australia recibió el lunes su primer vuelo internacional de pasajeros en cinco meses, una llegada que pondrá a prueba el nuevo sistema de cuarentena en hoteles del Estado de Victoria.
Desde marzo, Australia ha cerrado sus fronteras a los no ciudadanos del país, pero los aeropuertos que dan servicio a Melbourne, la capital de Victoria, dejaron de aceptar cualquier llegada a finales de junio después de un brote de COVID-19 que comenzó en dos hoteles donde las personas llegadas estaban en cuarentena.
Se registraron más de 20.000 infecciones en Victoria cuando el personal de los hoteles se contagió con el virus de personas que regresaban del extranjero.
El brote se ha atribuido en gran medida a la falta de cumplimiento del protocolo por parte de los contratistas privados. Dado que se espera que cientos de personas lleguen a Victoria cada semana, las autoridades estatales han dicho que los agentes de policía harán cumplir normas más estrictas.
El nuevo sistema recibirá a los australianos que lleguen en un vuelo procedente de Sri Lanka, a los que ya no se les permitirá salir de sus habitaciones en virtud de las nuevas restricciones de cuarentena del hotel.
El sistema es similar al modelo utilizado en Sídney, capital de Nueva Gales del Sur, el mayor estado de Australia, que ha acogido a miles de personas que regresaron sin que se registren brotes.
Nueva Gales del Sur, que ha registrado solo una infección local en el último mes, ha aliviado gradualmente la mayoría de las restricciones de distanciamiento social.
Desde el lunes, apodado por el gobierno del Estado «día de la libertad», casi todos los establecimientos fueron autorizados a acomodar a una persona por cada 2 metros cuadrados. Anteriormente los lugares tenían la restricción de un cliente por cada 4 metros cuadrados.
Tampoco habrá límite en el número de personas que asistan a bodas y funerales.
Australia Occidental dijo que a partir del martes eliminará las restricciones a las personas que lleguen de Victoria y Nueva Gales del Sur. La iniciativa hará que se reabran casi todas las fronteras internas de Australia, lo que ayudará a los operadores de turismo interno y a las aerolíneas como Qantas y Virgin Australia. Australia ha registrado cerca de 28.000 casos de COVID-19 y 908 muertes desde que comenzó la pandemia. Solo quedan 44 casos activos en el país, la mayoría en cuarentena de hotel.
