Por Lilith Foster-Collins, de Newsweek
El miércoles, los talibanes celebraron el tercer aniversario de su regreso al poder con una celebración en la base aérea de Bagram, un antiguo bastión militar estadounidense en Afganistán.
El evento omitió notablemente cualquier reconocimiento de las luchas actuales del país o promesas de mejora para su población. El país se ha visto asolado por una pobreza cada vez mayor y el maltrato de los ciudadanos afganos por parte del Gobierno.
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Los miembros del gabinete talibán subieron al escenario en Bagram para pronunciar discursos centrados en los logros del grupo, incluido el fortalecimiento de la ley islámica y el establecimiento de un marco militar diseñado para proporcionar «paz y seguridad».
La retórica estaba claramente dirigida a una audiencia internacional, con llamamientos al retorno de la diáspora afgana y llamamientos a Occidente para que se comprometa y coopere con el Gobierno de los talibanes.
El viceprimer ministro, Maulvi Abdul Kabir, declaró: «El Emirato Islámico ha eliminado las diferencias internas y ha ampliado el alcance de la unidad y la cooperación en el país. Nadie podrá interferir en nuestros asuntos internos y el suelo afgano no se utilizará contra ningún país».
Los oradores no mencionaron las terribles condiciones que enfrentan los afganos comunes.
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El país está lidiando con una grave escasez de alimentos, un alto desempleo y una inestabilidad económica generalizada.
Las agencias humanitarias advierten que estos problemas se ven exacerbados por las iniciativas de ayuda insuficientemente financiadas, el colapso económico y los desafíos inducidos por el clima, todo lo cual está ejerciendo una enorme presión sobre la población afgana, especialmente las mujeres y las niñas.
El desfile de Bagram fue la exhibición más grande y asertiva desde que los talibanes recuperaron el control en agosto de 2021, con una multitud de aproximadamente 10.000 hombres, incluidos altos funcionarios talibanes como el ministro de Defensa en funciones, Mullah Yaqoob; y el ministro del Interior en funciones, Sirajuddin Haqqani.
Notablemente, estuvo ausente el líder supremo de los talibanes, Hibatullah Akhundzada.
Como en años anteriores, las mujeres no participaron en las festividades del aniversario, pero se informó de que asistieron diplomáticos extranjeros, aunque no se revelaron sus identidades.
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El desfile también mostró el equipo militar que dejaron las fuerzas estadounidenses y de la OTAN, incluidos helicópteros, Humvees y tanques. Las tropas marcharon con una gran variedad de armas y una unidad de motocicletas exhibió la bandera talibán.
En Kabul, camionetas llenas de hombres celebraron la toma del poder, algunos posando con rifles, mientras que en la provincia de Helmand, los hombres llevaban botes amarillos para simbolizar los explosivos utilizados en conflictos pasados. Además, el miércoles fue declarado feriado nacional por los talibanes.
Publicado en cooperación con Newsweek
