El 26 de abril Rosa Isabel Céspedes Callaca estaba siendo enterrada en una ciudad de Perú cuando despertó repentinamente.
«(Ella) abrió los ojos y estaba sudando», describió Juan Segundo Cajo, el cuidador del cementerio. «Inmediatamente fui a mi oficina y llamé a la policía».
Los asistentes al funeral quedaron impactados. En medio de la procesión fúnebre, los dolientes que llevaban el ataúd de Callaca escucharon un extraño sonido de golpes desde el interior del féretro. Sorprendidos apoyaron el cajón sobre el suelo y al abrirlo se encontraba Rosa Isabel Céspedes Callaca viva y ya casi sin aliento.
Según informó el diario inglés Metro UK, después del inesperado despertar de Callaca en su propio funeral, su familia decidió llevarla al Hospital Referencial Ferrenafe para recibir atención. Los médicos tuvieron dificultades para encontrar signos de vida, inmediatamente brindaron soporte vital de emergencia hasta que murió unas horas más tarde.
La familia insólitamente tuvo que despedirse dos veces, aunque algunas personas cercanas creen que un coma pudo haber sido diagnosticado incorrectamente como una muerte.
“Queremos saber por qué mi sobrina reaccionó ayer, cuando la llevábamos para enterrarla”, exigió una tía de Callaca a los medios locales en Lambayeque. «Tenemos los videos en los que ella empuja el ataúd».
Ahora, la familia quiere respuestas. Las autoridades peruanas se han involucrado para investigar lo ocurrido en el Hospital Regional de Lambayeque, donde fue tratada por primera vez y declararon su primera muerte.
Publicado en cooperación con Newsweek