Por Gabriel Michi
A bordo no estaban Leonardo Di Caprio ni Kate Winslet representando a Jack Dawson y a Rosa DeWitt Bukater. Tampoco se trataba de una película dirigida por James Cameron. Ni ese gigantesco crucero había zarpado con tantas pompas como el Titanic, el barco más grande y lujoso de comienzos del siglo XX. El protagonista de esta nueva historia nada tenía que ver con aquel que se convirtió en el buque más famoso de la historia por una tragedia al chocar con un iceberg en abril de 1912, durante su promocionado viaje inaugural desde Londres y que terminó hundido a 600 kilómetros de la isla de Terranova, en el Atlántico Norte.
Pero sí esta embarcación vio cómo el fantasma de aquella tragedia -en la que murieron 1.496 personas de las 2.208 que iban a bordo- se proyectaba nuevamente, 112 años después, entre los 2.600 pasajeros y 920 miembros de su tripulación.
En el Carnival Spirit sintieron que el naufragio más comentado de la historia podía repetirse en el mismo momento en el que el mega crucero colisionó con un iceberg mientras navegaban en el fiordo Tracy Arm, en Alaska.
El aterrador «momento Titanic» se desató el 5 de septiembre y, por suerte, no hubo heridos ni daños materiales severos en el gigantesco barco de lujo, que pudo continuar con su itinerario. Según la empresa Carnival Cruise Line, el impacto se produjo contra “un trozo de hielo a la deriva” que no ocasionó problemas serios en la estructura de la embarcación que pudieran afectar su seguridad y operatividad.
El lugar donde ocurrió este incidente es bastante transitado por estos cruceros que recorren las heladas aguas árticas -como también hay otros que lo hacen en las antárticas- y que llevan a sus turistas a deleitarse con esos gélidos e imponentes paisajes. En el fiordo Tracy Arm, situado al sur de Juneau, es muy común toparse con trozos de hielo que flotan a la deriva en sus aguas.
Síntoma de estos tiempos, el impacto y la reacción de quienes estaban a bordo quedaron registrados en los celulares de los pasajeros que incluso subieron las imágenes a las redes sociales a través de videos que se viralizaron en TikTok. Fueron los mismos protagonistas que hablaron de su «momento Titanic». La usuaria Cassandra Goskie publicó una de las filmaciones en la que se escucha una voz que señala: “Si morimos, valió la pena, es un ‘momento Titanic’”. Fue instantes antes de que el crucero impactara contra el trozo de hielo.
No fue un incidente menor ya que las autoridades de la empresa debieron realizar una profunda pesquisa inmediata para corroborar el estado de situación en la estructura de crucero. “Una evaluación determinó que no hubo daños en el casco del barco y el buque continuó su recorrido y no hubo impacto en las operaciones”, dijo el portavoz de Carnival a la CNN. Incluso, el pasajero Saurabh Singhal contó en una publicación de Facebook que el barco se detuvo “durante horas para evaluar los daños”.
Como una señal de que realmente el Carnival Spirit no tuvo mayores problemas, el martes 10 de septiembre terminó su viaje de siete días por Alaska sin más interrupciones que las mencionadas y regresó a Seattle, Washington, desde donde había soltado amarras originalmente. Allí volvieron a revisar minuciosamente la estructura del buque y concluyeron que estaba apto para una nueva travesía, que comenzó de manera inmediata con otro viaje de ida y vuelta a Alaska pero esta vez de 14 días.
Pese a la particular comparación que surge por las similitudes de este episodio entre el Titanic y el Carnival Spirit, es cierto que este tipo de situaciones suelen ser más comunes de lo que parece. Por ejemplo, en 2022, el barco Norwegian Sun, de Norwegian Cruise Line, también colisionó contra un iceberg mientras navegaba por las aguas de Alaska, pero en su caso sí sufrió daños en la proa aunque no hubo personas heridas.
Ese frío y enorme territorio de Alaska (unos 1,5 millones de kilómetros cuadrados que fueran comprados por Estados Unidos al Imperio ruso en 1867 por 7,2 millones de dólares) se ha vuelto un destino popular para los cruceros que llevan a sus pasajeros a navegar por sus heladas aguas con paisajes increíbles proporcionados en gran parte por esos enormes trozos de hielo que, como se ve, pueden transformarse en un potencial peligro. De hecho, esas aguas son consideradas como una de las más desafiantes para la navegación de cruceros.
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Según John Herring, un piloto marino del sureste de Alaska, “ese hielo es duro y puede dañar el casco o las hélices. Además, los fuertes vientos y corrientes dificultan aún más la navegación en aguas heladas”. Sin embargo, las empresas de cruceros y los especialistas del sector defienden el turismo en esos circuitos. Por ejemplo, Chris Gray Faust, editor ejecutivo del sitio Cruise Critic, señaló que “muy rara vez –o nunca– vemos problemas relacionados con navegaciones en aguas heladas.
Los cruceros de hoy están construidos específicamente para navegar en distintas aguas. Los que navegan en Alaska no sólo pueden soportar aguas heladas, sino que cuentan con capitanes experimentados que están familiarizados con el paisaje, por lo que el incidente del que se informa no causó ningún problema al barco ni a la navegación”.
En eso suele haber una coincidencia. Los avances tecnológicos hacen que hoy las embarcaciones sean mucho más seguras que cuando ocurrió la tragedia del Titanic en 1912. El Carnival Spirit tiene 296 metros de largo y capacidad para llevar 2.600 pasajeros y 920 miembros de la tripulación. Y fue botado por primera vez en 2012, paradójicamente 100 años después del trágico final del Titanic cuyas dimensiones no eran muy distintas: 270 metros de largo y una capacidad para 2.787 pasajeros y 885 tripulantes. Sin embargo, las condiciones y los materiales de las embarcaciones de aquel entonces y el instrumental con que contaban era bastante distinto al que existe hoy en día.
Eso quizás sea una de las explicaciones más claras de las colosales diferencias entre aquella tragedia y este incidente que terminó siendo apenas una anécdota, pese a que ambos barcos chocaron contra icebergs. Aun así, a los pasajeros del Carnival los fantasmas de aquel pasado los atropellaron sin pedir permiso. Y sintieron en su propia piel ese «momento Titanic».
Publicado en cooperación con MundoNews