Incendios de gran magnitud en Canadá están generando una enorme corriente de humo que se extiende hacia el sur y cubre buena parte de la Costa Este de los EEUU, generando una vez más (tal como sucedió durante la pandemia) imágenes distópicas de la ciudad de Nueva York.
La tradicional imagen de la Gran Manzana, el skyline desde el río Hudson, con la Estatua de la Libertad y los rascacielos recortados en el horizonte, casi ha desaparecido de la vista tras la bruma ocre.
Manhattan está completamente cubierta de humo canadiense, afectando la dinámica de la ciudad y también la salud de sus pobladores, lo que llevó a las autoridades a declarar una alerta (a través del Servicio Meteorológico Nacional) y a tomar fuertes medidas, como el cierre de las escuelas y la recomendación de no salir de los hogares.
Millones de estadounidenses reportan dolor de garganta, picazón en los ojos, incremento de los síntomas alérgicos y diversos problemas respiratorios como consecuencia de la amarillenta nube de humo que se posa sobre la city y porta finas partículas tóxicas. Gobernadores y alcaldes desde Vermont hasta Carolina del Sur, e incluso hacia el oeste (incluso en Ohio y Kansas) pidieron a sus pobladores evitar cualquier actividad al aire libre.
El propio presidente Joe Biden emitió un mensaje: “Es fundamental que los estadounidenses que experimentan una contaminación atmosférica peligrosa, especialmente aquellos con problemas de salud, escuchen a las autoridades locales para protegerse a sí mismos y a sus familias”.
Según AccuWeather, el servicio meteorológico privado, se trata de la peor humareda en los EEUU en más de 20 años. La bruma de hollín se elevó en Canadá y está descendiendo sobre sobre el noreste de los EEUU. De hecho, la situación obligó a reducir significativamente los vuelos que ahora deben aterrizar utilizando los sistemas ILS de los aeropuertos, que son los que se usan para operar bajo niebla. Así lo determinó la Administración Federal de Aviación, tanto para Nueva York como para Filadelfia..
Sobre esta situación, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, sostuvo que se trata de una “crisis de emergencia”, con un índice de contaminación del aire al menos ocho veces superior a lo normal. El índice de calidad del aire (ICA, o AQI, en inglés) “insalubre” es de 100, mientras que 300 ya es “peligroso”; actualmente se superan ampliamente los 400. En Bethlehem (Pensilvania) llegó a 410.
Muchas escuelas del área no cerraron sus puertas, pero sí suspendieron todas las actividades al aire libre, desde la excursiones hasta los propios recreos, además de las prácticas deportivas. En ese sentido, se suspendieron partidos de béisbol profesional, como los encuentros de los Yankees de Nueva York y los Phillies de Filadelfia; y del fútbol femenino (se canceló la fecha en Nueva Jersey; y el básquet (al menos un partido de la WNBA en Brooklyn).
Los incendios canadienses se extienden por 3,8 millones de hectáreas ya calcinadas, y obligaron a evacuar a 120.000 personas, cuando recién empieza (y de manera temprana) la temporada de incendios.
(Con información de Reuters)