Auckland, la ciudad más grande de Nueva Zelanda, permanecerá en un estricto confinamiento al menos una semana más por la circulación de la variante Delta de la Covid-19, indicó hoy la primera ministra Jacinda Ardern.
Ardern afirmó que los dos millones de habitantes de la ciudad necesitan respetar la orden de quedarse en casa por la aparición de varios «casos misteriosos» que no pudieron ser vinculados a ninguno de los focos existentes.
«Estos casos misteriosos aún continúan apareciendo y el hecho de que los hallemos a través de controles y testeo en la comunidad en lugar de a través del rastreo de casos contacto, es lo que nos preocupa», agregó, informó la agencia de noticias AFP.
El gabinete decidió en principio que la región permanecerá en el nivel cuatro del confinamiento hasta las 23:59 del martes 21 de septiembre, anunció hoy Ardern, mientras que el resto del país permanecerá en el nivel de alerta 2 durante este período.
La medida para mantener a Auckland en el nivel de alerta 4 durante siete días más fue bien recibida por los expertos en salud, quienes aseguraron que solo hay «una oportunidad» para controlar el brote del coronavirus.
Nueva Zelanda impuso un confinamiento nacional el 17 de agosto cuando se descubrió el primer caso de la muy contagiosa variante Delta.
Pero la medida fue levantada fuera de Auckland la semana pasada porque aparentemente todos los nuevos casos fueron detectados en esa ciudad.
La extensión significa que Auckland habrá pasado más tiempo en el nivel de alerta cuatro este año que durante el brote de marzo a abril de 2020.
Ardern rechazó flexibilizar el confinamiento total de Auckland antes del 21 de septiembre, pero dijo que la ciudad podría pasar luego a un nivel de alerta menos dentro del sistema de cuatro que tiene el país como respuesta al coronavirus.
Con 33 casos locales registrados en la ciudad hoy, Ardern afirmó que aún era muy temprano para flexibilizar las restricciones.
Nueva Zelanda lleva adelante una estrategia de tolerancia cero frente a la Covid-19 que le ha permitido controlar de manera eficaz la pandemia, con un resultado de apenas 27 muertos en una población de cinco millones de personas.