El 31 de agosto culmina la gestión de la expresidenta chilena Michelle Bachelet como alta comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, y ya se especula con quién pueda ser su reemplazante.
Este jueves, el secretario general de la ONU, António Guterres, anticipó a través de un documento que propondrá oficialmente a quien hoy ejerce como su secretario general adjunto, el austriaco Volker Türk. El paso siguiente será conseguir la aprobación en la próxima Asamblea General, que se llevará a cabo en Nueva York.
Sin embargo, también hay un argentino en carrera. Se trata del diplomático de carrera Federico Villegas, embajador de la Argentina ante el organismo, que durante 2022 preside el Consejo de Derechos Humanos (lea aquí el CV completo de Villegas).
Y la terna se completa con el senegalés Adama Dieng, asesor de Guterres en la prevención e investigación de genocidios.
El aval del secretario general es un factor clave que parece inclinar la balanza hacia el austríaco, en un momento clave para Europa. Con la guerra en Ucrania sin negociaciones de paz a la vista, el rol del alto comisionado de Derechos Humanos es importante para seguir de cerca las denuncias cruzadas de crímenes de guerra y sustentar en parte las sanciones internacionales.
Pese a ello, existen voces sumamente críticas respecto a la posición de Guterres. Por ejemplo, Phil Lynch, director ejecutivo del Servicio Internacional para los Derechos Humanos, aseguró que ese apoyo a Türk no fue transparente “ni fue consultado con la sociedad civil independiente”. «El secretario general ha perdido una oportunidad clave para construir la legitimidad y la autoridad del próximo Alto Comisionado», expresó.
Y es que, habitualmente, para tomar una decisión en relación al puesto del Alto Comisionado el secretario general debe consultar a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos). Pero no fue informado si tal proceso se realizó en esta oportunidad.
Pero, más allá del conflicto en Ucrania, se estima que el primer reto del alto comisionado que asuma sea dar seguimiento al reciente informe de Bachelet respecto a violaciones de derechos humanos en China, más precisamente en la región de Xinjiang. El organismo denunció la «detención arbitraria y discriminatoria» de uigures y otros musulmanes en esa región, pero el Gigante Asiático desestimó esas acusaciones.
