La Corte Penal Internacional (CPI) emitió este viernes una orden de arresto contra el presidente de Rusia, Vladimir Putin, por la presunta violación de los derechos humanos en diversos crímenes de lesa humanidad cometidos durante la invasión a Ucrania.
Esta semana se había anticipado que era inminente un fallo del organismo solicitando la detención de civiles involucrados tanto en el desplazamiento forzado e ilegal de niños hacia Rusia y el ataque deliberado a objetivos civiles.
Un informe de la ONU en el territorio de conflicto había determinado que efectivamente Rusia había cometido crímenes de guerra, pero que también Ucrania lo había hecho, aunque en menor proporción. Y otra investigación encargada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas había determinado que no se estaba llevando a cabo un genocidio.
Sorpresivamente, el propio Putin fue incluido en la lista de personas a detener para ser juzgadas por crímenes de lesa humanidad.
Hace un año (desde el comienzo de la guerra) se abrió la investigación, liderada por el fiscal de la CPI, Karim Khan.
Desde Moscú, sistemáticamente se han negado estas acusaciones, pero incluso esta semana el propio Kremlin le bajó el precio a la orden de detención asegurando que la CPI no tiene jurisdicción en Rusia. Así se lo dijo el vocero del Gobierno, Dimitri Peskov, a la agencia rusa TASS.
Moscú ha negado con rotundidad que sus fuerzas hayan cometido crímenes de guerra en Ucrania. Asimismo, afirma que no ataca de forma deliberada a civiles y que ofrece ayuda humanitaria a quienes desean huir voluntariamente de Ucrania.
Desde el comienzo de lo que llamó “operación militar especial” en Ucrania, Putin no ha salido de los límites de la ex Unión Soviética. La orden se difunde justo cuando acaba de confirmarse la visita del presidente chino Xi Jinping a Moscú.