El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a poner su interés en adquirir Groenlandia, territorio bajo soberanía danesa. considerando que la isla es clave para los intereses estratégicos y económicos de su país.
Ubicada en un punto geoestratégico crucial, se destaca por su posición en rutas comerciales, su relevancia para la defensa y su abundancia de recursos naturales.
Bajo el hielo de la isla se encuentran minerales como litio, níquel y cobalto, esenciales para la tecnología moderna, así como reservas de petróleo y gas sin explotar que podrían competir con las de las mayores potencias energéticas del mundo.
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El cambio climático aumentó el atractivo de Groenlandia, ya que el derretimiento del hielo facilita tanto la explotación de recursos como el acceso a nuevas rutas marítimas. Según estimaciones, la región podría albergar el equivalente a 31.400 millones de barriles de petróleo y gas. Trump argumentó que estos recursos son esenciales para garantizar la seguridad económica de Estados Unidos.
Además de Groenlandia, Trump expresó su deseo de recuperar el control del Canal de Panamá, criticando las tarifas que Panamá cobra a los barcos estadounidenses.
También lanzó propuestas controvertidas, como cambiar el nombre del Golfo de México a “Golfo de América” y plantear que Canadá podría convertirse en otro estado de la unión, bajo amenaza de costos financieros si mantiene su independencia.
Aunque muchas de estas ideas han sido descartadas como fantasías políticas, reflejan una estrategia de expansión y control por parte de Trump. Groenlandia, con su combinación de recursos y ubicación privilegiada, sigue siendo el objetivo central en esta agenda.
Sin embargo, tanto Dinamarca como los habitantes de Groenlandia reiteraron que el futuro del territorio será decidido únicamente por su población.