Como cada año, las fuerzas armadas rusas realizan un ejercicio militar en el que prueban la capacidad de sus armas nucleares. Estos simulacros anuales, llamados “Grom”, se llevarán a cabo en los próximos días, mientras el mundo teme que Moscú pueda usarlas durante su invasión a Ucrania.
Pero para poder probar sus bombas atómicas Rusia debe notificar a los EEUU, en base al Nuevo Tratado START, y este país ya lo ha recibido e incluso ha dado su visto bueno.
De acuerdo a lo informado en rueda de prensa por el general de brigada Patrick Ryder, vocero de la Fuerza Aérea estadounidense, el proceso se está cumpliendo de acuerdo a lo pactado. «Estados Unidos fue notificado y, como hemos destacado antes, este es un ejercicio anual de rutina de Rusia», aclaró y ratificó la “confianza” de Washington para diferenciar entre un simulacro y un ataque.
Sin embargo, la carta de la amenaza nuclear sobre Ucrania está sobre la mesa. Ned Price, portavoz del Departamento de Estado, destacó la importancia de que se haya cumplido el requisito de notificación, pero sostuvo: “Si bien Rusia se involucra en una agresión no provocada y una retórica nuclear imprudente, estas medidas de notificación aseguran que no nos tomen por sorpresa y reducen los riesgos de percepción errónea”.
El contexto es complejo y riesgoso. Mientras las tropas ucranianas parecen cerca de recuperar Kherson, una de las regiones ocupadas y anexadas por Rusia, Ucrania denunció que el Kremlin estaría preparando el lanzamiento de una “bomba sucia” (explosivos con material radioactivo) por el cual culparía a Kiev, para de ese modo justificar una respuesta nuclear.
EEUU tomó posición firme ante esta posibilidad, ya sea el lanzamiento de una bomba sucia como de un arma nuclear táctica de menor poder. El presidente, Joe Biden, advirtió que eso sería un «error increíblemente grave» de Putin, reiterando su posible intervención.
