Más de 300 brasileños se congregaron ayer en la principal calle comercial de San Pablo para protestar por el apoyo del gobernador estatal, Joao Doria, a la inmunización obligatoria contra el COVID-19 y a las pruebas de la vacuna potencial desarrollada por la compañía china Sinovac.
Doria se ha pronunciado anteriormente a favor de que las vacunas sean obligatorias cuando estén disponibles, lo que provocó una disputa con el presidente Jair Bolsonaro, quien promete que será un proceso voluntario. El presidente de la Corte Suprema ha dicho que, en última instancia, será el tribunal el que decida sobre el asunto.
En Brasil son obligatorias algunas vacunas, como la de la hepatitis B, que se administra a los recién nacidos. El país ha tenido mucho éxito con grandes campañas de vacunación en el pasado, erradicando la poliomielitis en los años 80, por ejemplo.
En Sao Paulo, la vacuna de Sinovac está siendo probada como parte de los ensayos clínicos de fase III con el apoyo del gobierno de Doria.
El Ministerio de Salud anunció el mes pasado que compraría 46 millones de dosis de la vacuna, dependiendo de la aprobación regulatoria, en un acuerdo respaldado por los gobernadores estatales. No obstante, un día después, Bolsonaro dijo que Brasil no compraría la vacuna.
Los manifestantes en San Pablo defendieron a Bolsonaro. Uno exhibió un cartel que decía «No somos conejillos de indias» y otro llevaba un barbijo que decía «no a la vacuna». Muchos de los presentes estaban apiñados y no llevaban tapabocas.
«Estamos en contra del embajador chino autoritario Joao Doria, que ahora haría obligatoria la vacuna contra nuestros deseos», dijo el manifestante Andre Petros. «Esto no sucede en ninguna parte del mundo, ni siquiera en China».
Brasil tiene el tercer peor brote de coronavirus a nivel mundial, con 5,5 millones de casos, después de Estados Unidos e India.
También te podría interesar: Brasil superó la marca de 5 millones de casos de coronavirus