El presidente de Estados Unidos Donald Trump insiste en poner la inmigración en el centro de su agenda con una controvertida propuesta que beneficia a los más adinerados.
Para ello anunció la creación de la «Gold Card», un permiso especial que permitiría a quienes paguen cinco millones de dólares acceder a la residencia permanente y, eventualmente, a la ciudadanía estadounidense.
“Venderemos una tarjeta dorada”, explicó el exmandatario, asegurando que el documento otorgará los mismos beneficios de la green card sin necesidad de cumplir los requisitos laborales, familiares o humanitarios actuales.
El plan de Trump busca atraer a individuos de alto poder adquisitivo que, según él, contribuirán a la economía estadounidense al pagar impuestos y generar empleo. La medida reemplazaría el Programa de Inmigración para Inversores EB-5, vigente desde 1990, el cual exige a los solicitantes invertir en negocios que generen al menos diez empleos en el país.
Con la Gold Card, este requisito desaparecería, dejando el proceso reducido a una transacción monetaria directa. «Gente rica, con éxito, que gastará mucho dinero y ayudará a nuestro país», justificó Trump.
La iniciativa ya despertó fuertes críticas, ya que muchos la consideran una forma de «comprar la ciudadanía», contradiciendo el discurso antiinmigración que Trump ha sostenido a lo largo de su carrera política. Además, existe preocupación sobre el posible uso de este programa por parte de oligarcas y millonarios de países con sanciones internacionales.
Consultado sobre si la medida beneficiaría a empresarios rusos sancionados, Trump respondió con despreocupación: “Sí, probablemente. Conozco a algunos oligarcas rusos que son muy agradables. No son tan ricos como antes, pero creo que podrán permitirse cinco millones de dólares”.
