Por Omar Mohammed, de Newsweek
El martes, las entradas al Palacio de Justicia E. Barrett Prettyman y al Anexo William B. Bryant en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito de Columbia proporcionarán un camino hacia un caso histórico contra el gigante tecnológico estadounidense Google.
El juicio (Estados Unidos contra Google LLC y Estado de Colorado contra Google LLC) está programado para comenzar a las 9.30 a. m. en la sala 10 y gira en torno a la cuestión de si el dominio de Google en el negocio de los motores de búsqueda es ilegal.
En una denuncia presentada por primera vez en 2020, el Departamento de Justicia argumentó que la startup que hace años desarrolló una nueva forma de buscar contenido en Internet se ha convertido en algo completamente distinto.
«Actualmente Google es un guardián monopolista de Internet», se lee en la denuncia. «Durante muchos años, Google ha utilizado tácticas anticompetitivas para mantener y ampliar sus monopolios en los mercados de servicios de búsqueda general, publicidad en búsquedas y publicidad de texto en búsquedas generales: las piedras angulares de su imperio».
Esas tácticas, afirma el gobierno, han posicionado a la empresa para convertirse en un motor de búsqueda de facto en diferentes plataformas a través de las cuales los consumidores acceden a Internet.
«Google paga miles de millones de dólares cada año a distribuidores, incluidos fabricantes de dispositivos populares como Apple, LG, Motorola y Samsung; a los principales proveedores de servicios inalámbricos de EE. UU., como AT&T, T-Mobile y Verizon; y a desarrolladores de navegadores como Mozilla, Opera , y UCWeb—para asegurar el estado predeterminado de su motor de búsqueda general», argumenta el Departamento de Justicia. «Y, en muchos casos, prohibir específicamente a las contrapartes de Google negociar con los competidores de Google».
Google cuestiona esta caracterización. La compañía ha argumentado que sus acuerdos con empresas como Apple y otros no excluyen a los competidores potenciales de crear sus propias plataformas de búsqueda, ni incluir esas alternativas en los dispositivos utilizados por los consumidores para conectarse. Las empresas deciden hacer de Google un motor de búsqueda predeterminado porque ofrece «la más alta calidad» a los consumidores.
«Apple y Mozilla pueden promover, y lo hacen, otros motores de búsqueda», ha sugerido Google. «La selección de un único motor de búsqueda predeterminado por parte de un proveedor de navegador no puede ‘excluir’ a sus rivales en ningún sentido legalmente reconocible».
Parte de la intriga en torno al caso es la posibilidad potencial de ver a altos ejecutivos del mundo de la tecnología, incluido el director ejecutivo de Google, Sundar Pichai, en los tribunales durante los próximos meses hablando de su negocio.
Foto: REUTERS/Dado Ruvic/Illustration
El caso se compara con el desafío que el gobierno planteó a Microsoft por su dominio con Internet Explorer en los años 1990. El gobierno y Microsoft finalmente resolvieron el caso, y la empresa de tecnología acordó incluir software que no fuera de Microsoft en sus computadoras. Uno de los abogados que defendió el caso del gobierno en ese momento, Kent Walker, es ahora el abogado principal que trabaja en Google.
«Esta demanda es profundamente defectuosa», escribió en una publicación de blog. «La gente no usa Google porque tiene que hacerlo, lo usa porque quiere».
Lo que está en juego para la empresa es si, al final de este proceso, la empresa puede verse obligada a cambiar la naturaleza de cómo distribuye sus productos de búsqueda con alguna sugerencia de que podría verse obligada a separar sus negocios.
Está previsto que el juicio dure poco más de tres meses y se espera que el fallo llegue a finales del próximo año. Pero eso no incluye posibles apelaciones, lo que podría significar que el resultado final de este caso no se conocerá hasta dentro de muchos años.
Publicado en cooperación con Newsweek
