Cuál es el estado de la libertad de prensa en el mundo y en particular, en América Latina. Qué país se encuentra en el último puesto y en qué situación está Argentina.
Eritrea, acorde con el informe por la Fundación Cadal elaborado por Ana Andrade, se ubica en el último lugar, el año pasado se hallaba en el puesto 174.
«Bajo la dictadura de Isaias Afwerki, el país africano carece completamente de libertad de prensa y cuenta con los periodistas detenidos por más tiempo a nivel mundial», remarca el estudio.
Las naciones que le siguen a Eritrea son: Siria, Afganistán, Corea del Norte e Irán, que también tienen «regímenes autoritarios».
En contraposición, los tres países con el mayor nivel de libertad de prensa son: Noruega, Dinamarca y Suecia. Luego se encuentran Países Bajos y Finlandia.
Si se analiza por regiones, el desempeño más bajo en libertad de prensa se encuentra en el Norte de África y el Medio Oriente.
La publicación explica que «la región está devastada por la guerra, lo cual se refleja en sus niveles de libertad periodística».
Y detalla que «el conflicto palestino-israelí ha convertido a Palestina en el país más peligroso de la región para ser periodista, mientras que en el Líbano pesa sobre las fuerzas israelíes la responsabilidad de la muerte de tres periodistas».
Agrega que «la guerra civil en Sudán también ha sido perjudicial para la seguridad periodística, mientras los periodistas sirios viven con miedo a represalias tanto dentro como fuera del país».
LA LIBERTAD DE PRENSA EN AMÉRICA LATINA
«América Latina, también ha visto caídas significativas en la escala, particularmente debido al contexto político de la región», subraya el informe.
Y añade que «se ha vuelto una práctica común que los políticos ataquen a los periodistas, utilizando el poder judicial y la propaganda gubernamental, fomentando un clima de desconfianza contra la prensa».
Es así como las tres naciones con los niveles más preocupantes en cuanto al ejercicio de la libertad de prensa, que se hallan bajo regímenes autocráticos, son: Cuba en el puesto 168, Nicaragua en el 163 y Venezuela, 156.
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«En Cuba la prensa privada sigue siendo anticonstitucional, mientras en Nicaragua, los medios independientes operan principalmente en el exilio debido a las amenazas», puntualiza el informe y en cuanto a «Venezuela, los medios no oficialistas son bloqueados en internet con medidas legislativas usadas para perseguir y encarcelar a periodistas».
Al referirse a nuestro país, el estudio hace hincapié en que «los observadores están preocupados por las actitudes hostiles hacia la prensa por parte de varios líderes de la región, como Javier Milei en Argentina, Nayib Bukele en El Salvador y Andrés Manuel López Obrador en México».
«México, además, sigue siendo uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas debido a las represalias violentas de grupos criminales contra el periodismo de investigación, una situación similar a la que enfrenta Colombia», recalca.
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En el otro lado, Chile escaló 31 posiciones y en Brasil las relaciones entre la prensa y el gobierno mejoraron en la gestión de de Lula da Silva.
En esa línea, Costa Rica continúa posicionado como el mejor país de la región, en el puesto 26, «debido a su sólida legislación para la autonomía de los medios». «Sin embargo, ha caído tres puestos respecto al año pasado debido a ataques verbales de funcionarios hacia ciertos miembros de la prensa», agrega la publicación.
EUROPA Y EEUU
Estados Unidos descendió 10 puestos, situándose en el lugar 55. El estudio argumenta que esta caída obedece «en parte a la creciente desconfianza pública hacia los medios, provocada por ataques de figuras políticas prominentes».
En lo que respecta a Europa, «el clima de libertad mediática varía significativamente»: 17 de las 20 primeras naciones del índice son países europeos.
«No obstante, es imposible ignorar el impacto del Kremlin en el continente. Dentro de Rusia, el periodismo independiente está prohibido, una medida que se intensificó tras la invasión de Ucrania en febrero de 2022», resalta.
Y suma que «a lo largo de Europa, líderes prorrusos como Viktor Orbán en Hungría y Robert Fico en Eslovaquia contribuyen al clima hostil contra los medios».
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