El Papa Francisco sorprendió con su presencia durante la misa de este domingo en la Plaza de San Pedro, en la que fue su primera aparición pública desde haber recibido el alta tras su internación.
El Sumo Pontífice, quien se recupera aún de la neumonía que lo tuvo durante 38 días internado en el Policlínico Gemelli de Roma, tuvo una breve participación durante el Jubileo de los Enfermos y del Mundo de la Salud.
“Feliz domingo a todos. Muchas gracias”, dijo a los miles de fieles que se habían acercado a la Santa Sede. Entre ellos, estaba el personal del establecimiento médico donde fue tratado por sus problemas respiratorios.

Papa Francisco. Foto: Vatican Media
Si bien se lo vio un poco débil y pese a las recomendaciones médicas que le indicaron que permanezca en reposo, Francisco se mostró en silla de ruedas y con las cánulas nasales que utiliza para recibir oxígeno.
“Ciertamente la enfermedad es una de las pruebas más difíciles y duras de la vida, en la que percibimos nuestra fragilidad. Esta puede llegar a hacernos sentir como el pueblo en el exilio, o como la mujer del Evangelio, privados de esperanza en el futuro. Pero no es así. Incluso en estos momentos, Dios no nos deja solos y, si nos abandonamos en Él, precisamente allí donde nuestras fuerzas decaen, podemos experimentar el consuelo de su presencia”, expresó en la homilía que escribió, la cual fue pronunciada por el pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, monseñor Rino Fisichella.
“En este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas, de tener necesidad de apoyo. No es siempre fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar, sin pretender y sin rechazar, sin lamentar y sin desesperar, agradecidos a Dios y a los hermanos por el bien que recibimos, abandonados y confiados en lo que todavía está por venir”, enfatizó.