La Unión Europea (UE) se pronunció sobre los arrestos a 45 activistas prodemocracia en Kong Hong y dejó en claro que la decisión va en contra de las libertades fundamentales.
Se trata de «otro golpe sin precedentes contra las libertades fundamentales, la participación democrática y el pluralismo en Hong Kong», aseveró un portavoz del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), a cargo del español Josep Borrell.
En esa línea, aseguró que la UE sigue «profundamente» preocupada por el procesamiento por «motivos políticos» de los dirigentes políticos.
Y sostuvo que «son castigados en muchos casos con duras penas de prisión por una actividad política pacífica que debería ser legítima en cualquier sistema político que respete los principios democráticos básicos».
Agregó que el hecho de que no se haya llevado a cabo un juicio justo «socava aún más la confianza en el estado de derecho consagrado en la Ley Básica de Hong Kong y, por tanto, en las obligaciones jurídicas internacionales de Hong Kong y de la República Popular China».
Hong Kong: condenan a 45 activistas prodemocracia en el mayor juicio por la seguridad nacional
Para concluir, dejó en claro que la UE, en un trabajo conjunto con sus Estados miembros, continuará «vigilando de cerca» la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales en Hong Kong.
EL RECHAZO DE EEUU Y AUSTRALIA A LAS CONDENAS EN HONG KONG
Un portavoz del consulado de Estados Unidos en Hong Kong remarcó que «condenan enérgicamente las sentencias anunciadas hoy contra 45 defensores de la democracia y exlegisladores, encarcelados por participar pacíficamente en actividades políticas normales protegidas bajo la Ley Básica de Hong Kong».
En la misma sintonía, la ministra de Relaciones Exteriores de Australia, Penny Wong, manifestó su «grave preocupación» por la situación. Entre los condenados, se encuentra Gordon NG, de origen australiano, quien recibió siete años y tres meses de prisión.
HUMAN RIGHTS WATCH
Maya Wang, directora asociada para China de Human Rights Watch, marcó que las sentencias reflejan «cuán rápido han caído en picada las libertades civiles y la independencia judicial de Hong Kong en los últimos cuatro años».