Memorial, una de las organizaciones no gubernamentales más importantes de Rusia, fue cerrada ayer por una orden directa de la Corte Suprema rusa.
Creada como un emblema de la sociedad civil por su defensa de las libertades civiles y por su papel como custodio de la historia de las víctimas del Gulag soviético, había sido controlada en los últimos años por destacados disidentes de la antigua URSS.
Su función principal era documentar los crímenes que sucedieron en la época estalinista. Entre las actividades ilícitas registradas se encontraban acciones efectuadas por cuerpos de seguridad soviéticos, como el KGB y su versión posterior, el FSB.
Sin embargo, recientemente se dedicó a los mismos temas, pero sobre la Rusia actual, exhibiendo la represión a la oposición que genera el liderazgo del presidente Vladimir Putin.
La razón principal para clausurar la organización fue el alza de críticos en contra del Kremlin, situación que repuntó durante este año. A ello se suma el desmantelamiento de diversos organismos y medios independientes y la disolución del movimiento creado por el opositor encarcelado Alexéi Navalni.
John Sullivan, embajador de Estados Unidos en Moscú, reprimió estos hechos como un “trágico intento de suprimir la libertad de expresión y borrar la historia”.
Memorial es una organización reconocida de forma internacional, por lo que ha prometido buscar “vías legales” para no dejar sus actividades a un lado.
“Impugnaremos la decisión del Tribunal Supremo de Rusia de todas las formas posibles. Y encontraremos vías legales para continuar nuestro trabajo”, expresó la oenegé.
La abogada de la defensa, Maria Eismont, señaló que el cierre de Memorial es “una decisión nefasta, injusta. Cerrar Memorial International devuelve a Rusia a su pasado y aumenta el peligro de nuevas represiones”.
“Un poder que tiene miedo de la memoria nunca alcanzará la madurez democrática”, publicó a través de Twitter el Memorial del campo de exterminio nazi de Auschwitz.
A principios de noviembre, la fiscalía ordenó la clausura de Memorial bajo las acusaciones de haber infringido “de manera sistemática” las obligaciones de su condición de “agente extranjero”.
Casi como una etiqueta de “enemigo público”, término utilizado en Rusia, se le considera culpable de tomar acciones en contra de los intereses de la capital rusa, aceptando fondos extranjeros, lo cual le causaría multas considerables y procesos administrativos.
Entre sus labores, Memorial también investigó los abusos de Rusia durante la guerra en Chechenia, así como las actividades del grupo paramilitar “Wagner”, señalado como el agente armado de Rusia en el extranjero.
Los seguidores de la organización tienen la sospecha de que el gobierno ruso busca suprimir Memorial con el objetivo de silenciar la historia de la represión soviética.
Publicado en cooperación con Newsweek México
