Más de la mitad de los médicos encuestados en Rusia han dicho que no confían en la vacuna COVID-19 promocionada por el presidente Vladimir Putin cuando el país anunció que había comenzado su producción generalizada.
El Ministerio de Salud de Rusia anunció hoy que la producción de la vacuna desarrollada por el Instituto Gamaleya en las afueras de Moscú «había comenzado» y la agencia de noticias Tass informó que 20 países han solicitado el suministro de mil millones de dosis.
Sin embargo, parece que el entusiasmo por la vacuna expresado por Putin, quien dijo que había sido tomada por una de sus hijas y ofrece «inmunidad sostenible», no es compartido por el sistema médico ruso.
En una encuesta en línea a más de 3.000 profesionales de la salud a través de la aplicación Doctor’s Handbook, el 52 por ciento de los médicos dijeron que no tomarían la vacuna.
De esos escépticos, casi dos tercios, o el 66 por ciento, dijeron que no había suficientes datos que probaran que fuera efectivo, y poco menos de la mitad, o el 48 por ciento, dijo que se había desarrollado demasiado rápido.
Sin embargo, una quinta parte de los que rechazarían la inoculación, seguirían recomendando la vacuna, llamada Sputnik V, a otros. Menos de una cuarta parte de los médicos encuestados, o el 24,5 por ciento, dijeron que se vacunarían con él.
La encuesta realizada a 3.040 profesionales médicos rusos el 12 y 13 de agosto fue informada por el sitio web de noticias RBC.
El viceministro de Salud de Rusia, Oleg Salagay, dijo que no estaba sorprendido por los hallazgos de la encuesta y que «la confianza debe ganarse a lo largo de los años».
«La confianza no debe confundirse con una evaluación objetiva de la eficacia y la seguridad. Y los resultados de tal evaluación hoy permiten a los expertos sacar una conclusión sobre la posibilidad de usar la vacuna», escribió en un post en Telegram.
Desde finales de agosto, los trabajadores de la salud y los profesores de primera línea en Rusia serán los primeros en vacunarse con la vacuna del vector viral, que es una solución inyectable basada en el adenovirus, o resfriado común, y distribuida en dos dosis.
Gamaleya ha dicho que la vacuna dará dos años de inmunidad al Covid-19, pero la velocidad de su desarrollo ha hecho sonar las alarmas entre muchos expertos.
El profesor de inmunología en el Imperial College de Londres, Danny Altmann, dijo a principios de esta semana que era «prácticamente imposible» que los científicos rusos hubieran realizado un escrutinio suficiente sobre los efectos adversos de la vacuna.
«Tenemos un listón alto y criterios estrictos para la autorización de vacunas después de los ensayos de fase tres, por lo que ninguno de nosotros puede comprender completamente los detalles de los comunicados de prensa rusos, porque no son completamente transparentes en términos de datos concretos», dijo a Newsweek .
Publicado en colaboración con Newsweek / Published in collaboration with Newsweek
