El 31 de diciembre por la noche, un misil ucraniano impactó contra un edificio de la ciudad Makiivka, en el que funcionaba un cuartel ruso. Ucrania aseguraba que allí habían muerto hasta 400 soldados; Rusia admitió 63 en una primera instancia. Pero finalmente (y por ahora) se contabilizaron 89 víctimas.
La población rusa, los medios e incluso distintos sectores del Gobierno de Vladimir Putin fueron sumamente críticos (con términos muy duros) con los mandos militares responsables de la maniobra que los llevó a esa verdadera trampa mortal: una gran cantidad de soldados alojados juntos en el mismo lugar en el que se almacenaban municiones.
Pero este miércoles a la madrugada el Ministerio de Defensa ruso se desmarcó de los señalamientos y directamente culpó a los propios soldados fallecidos por facilitar su detección a partir del uso de teléfonos móviles, lo cual está absolutamente prohibido.
«Este factor permitió al enemigo rastrear y determinar las coordenadas de la ubicación de los soldados para lanzar un ataque con misiles», sostuvo la cartera.
Pese a estas explicaciones, Semyon Pegov, un destacado corresponsal de guerra ruso galardonado con la Orden del Valor por Putin a finales de 2022, respondió a través de Telegram que Ucrania podría haber localizado a las tropas rusas a través de drones e informes de inteligencia, y no necesariamente a través de teléfonos móviles. «La historia de los ‘móviles’ no es muy convincente», aseveró.
Y opinó: “Rara vez digo esto, pero este es el caso en el que probablemente sería mejor permanecer en silencio, al menos hasta el final de la investigación. Como tal, parece un intento descarado de proyectar la culpa».
Asimismo, el periodista anticipó que el conteo de víctimas no ha terminado. «Por desgracia, su número seguirá creciendo. Lo más probable es que los datos anunciados correspondan a los que fueron identificados inmediatamente. La lista de los desaparecidos, por desgracia, es notablemente más larga. No puedo revelar las fuentes, pero las considero fiables».
Por su parte, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, no se refirió a esta operación en su mensaje del martes, pero reveló que Rusia estaría preparando una gran ofensiva para intentar mejorar su posición en el terreno y ante la lluvia de críticas a los altos mandos y a Putin por las sucesivas derrotas en el campo. «No tenemos ninguna duda de que los actuales amos de Rusia lanzarán todo lo que les queda y a todos los que puedan reunir para intentar cambiar el curso de la guerra y al menos retrasar su derrota«, dijo el mandatario, y agregó: “Tenemos que desbaratar este escenario ruso. Nos estamos preparando para ello. Los terroristas deben perder. Cualquier intento de su nueva ofensiva debe fracasar».