Serbia y Kosovo se encuentra bajo una gran tensión y al borde de la guerra. Pese a la independencia kosovar en 2008, los conflictos étnicos nunca desaparecieron, especialmente en la zona fronteriza entre ambas naciones europeas, donde se calcula que viven un 50.000 serbios que jamás aceptaron ser parte del nuevo Estado.
En las últimas semanas, estas situaciones se tornaron más violentas. Barricadas en las calles, agresiones e incluso disparos cruzados. Esto movió a las autoridades de Kosovo a intentar poner orden en la zona, especialmente en la ciudad de Mitrovica; y también la respuesta de Serbia, que teme una embestida de su vecino y rival y puso a sus fuerzas armadas en alerta máxima, alistándose para el combate. Y todo explotó a partir de la decisión de Kosovo de no emitir más y sustituir las patentes de los autos en serbio.
Kosovo acaba de solicitar el ingreso a la Unión Europea (y viene pidiendo el acceso a la ONU), y cuenta con la presencia de fuerzas de la OTAN, a través del grupo de pacificación KFOR Kosovo. Serbia ha sido históricamente apoyado por Rusia. Por eso, los analistas entienden este “nuevo viejo conflicto” como un escenario más en el que se está desarrollando el enfrentamiento entre Rusia y Occidente.
Este miércoles, el Kremlin ratificó su apoyo a los intentos de Serbia de proteger a los serbios que viven en el norte de Kosovo. Sin embargo, negó estar “fogoneando” estos enfrentamientos étnicos, tal como lo denunció el Gobierno kosovar desde su capital, Pristina. En efecto, acusaron a Moscú de buscar crear un caos en los Balcanes para proponer otro frente mientras lleva a cabo su “operación militar especial” en Ucrania.
Al respecto, el ministro del Interior kosovar, Xhelal Svecla, aseguró que Serbia, bajo la influencia de Moscú, pretende desestabilizar Kosovo. En contraste, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, afirmó: «Serbia es un país soberano y es absolutamente erróneo buscar aquí una influencia destructiva de Rusia«.
«Serbia, naturalmente, protege los derechos de los serbios que viven cerca en condiciones tan difíciles; y, naturalmente, reacciona con dureza cuando se violan estos derechos», aseveró.
Pero descartó que Rusia esté buscando desestabilizar la zona, sino que solo busca proteger a la minoría serbia de Kosovo, cuya mayoría es albanesa. Y, en ese sentido, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, sostuvo el martes que su país «seguirá luchando por la paz y buscando soluciones de compromiso».
FRONTERA CERRADA
Mientras tanto, el Gobierno de Kosovo bloqueó este miércoles el mayor paso fronterizo entre ambas naciones, luego de que manifestantes serbios lo bloquearan del lado de Serbia para dejar en evidencia su negativa a reconocer la independencia kosovar. En efecto, utilizaron este martes un camión y tractores para crear la última barricada cerca del paso fronterizo de Merdare.
En respuesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Kosovo anunció en su página de Facebook el cierre del paso de Merdare desde la medianoche del miércoles: «Si ya ha entrado en Serbia, tendrá que utilizar otros pasos fronterizos o pasar por Macedonia del Norte». Se trata de un punto clave para la sociedad y la economía kosovar: Merdare es estratégico para el transporte de mercancías por carretera, y su bloqueo también complica los viajes de los kosovares que trabajan en otros lugares de Europa o regresan de sus vacaciones.
Con este cierre, sumado al de dos pasos bloqueados desde el 10 de diciembre, sólo quedan abiertos tres puntos terrestres. En tanto, el aeropuerto de Pristina cerró el martes por una amenaza de bomba, lo que mantiene al país prácticamente aislado.
Vale recordar que la guerra de los Balcanes, en 1998, se produjo cuando la OTAN intervino en la región para defender a la minoría albanesa de la mayoría serbia, en el medio de un sangriento enfrentamiento étnico.