Semanas de sequía en toda Europa, como consecuencia de un verano con temperaturas récord, generó una de las mayores bajantes de las que se tenga registro en el río Rin, que atraviesa Alemania.
Pero a los problemas ambientales evidentes, se suma ahora un fuerte impacto en la cadena de suministros, pese a que las primeras lluvias prometen dar algo de alivio.
Los niveles de las aguas son tan bajos que ni siquiera pueden transitar por él los barcos barcos vacíos, según lo informó Reuters este viernes, de acuerdo a fuentes de una cooperativa de transporte marítimo.
«Los barcos vacíos ya no pueden navegar en algunos casos», aseguró Roberto Spranzi, director de la cooperativa naviera DTG, que opera unos 100 buques de carga en el Rin, quien agregó: «Hay razones técnicas y físicas para ello: la propulsión está en la popa, por lo que la carga debe hacerse en la zona de proa para que el barco pueda estar recto en el agua».
Como se señalaba, parte de la esperanza está puesta en las lluvias que han comenzado a producirse en diversas zonas del país. Se prevé que en los próximos días aumenten el nivel fluvial entre 50 cm y 80 cm, de acuerdo a un portavoz de la Administración Federal de Vías Navegables y Navegación. Sin embargo, admitió que tendrían que subir entre 1 y 1,5 metros para alcanzar los niveles normales para esta época del año.
Este viernes por la mañana, el nivel del punto de referencia de Kaub, al oeste de Fráncfort, era de 35 cm, lo que lo coloca dentro del rango aceptable (de 30 cm a 35 cm), pero con cargas muy reducidas.
Esto empieza a tener también efectos sobre la industria. La gigante química BASF, por caso, confirmó que tuvo que reducir su producción por la imposibilidad de transportar sus productos a través del Rin, mientras que la energética Shell tomó la misma decisión. Pese a ello, Thyssenkrupp, el segundo mayor fabricante de acero de Europa, ratificó que su suministro de materias primas estaba asegurado.
El Rin, que fluye desde los Alpes suizos y llega hasta el Mar del Norte, es una ruta clave para la economía alemana, pero también de toda Europa. Por allí transitan desde los mencionados productos químicos hasta el carbón, pieza fundamental de la estrategia energética alemana de cara a un invierno con problemas de abastecimiento de gas, producto de la guerra en Ucrania.
Para Alemania, la crisis del Rin significaría perder hasta medio punto adicional en su PIB.
Esta bajante hace que los barcos deban transitar muy lejos de las orillas, por un estrecho canal central que, además, ahora queda expuesto a las rocas del fondo (normalmente están a más de dos metros por debajo de los cascos). Así, se forman cuellos de botella en el tránsito fluvial, que significan un lastre para la economía local.
Para ponerlo en números, vale señalar que los fletes por el Rin pasaron de los 20 euros por tonelada a los 110 euros. Eso explica también los recortes en la producción de BASF y Shell.