El debate sobre la pena de muerte en Estados Unidos genera controversia. Actualmente, la ejecución está autorizada en 27 estados, además de estar permitida por el gobierno federal y el ejército estadounidense.
Mientras organizaciones humanitarias, como por ejemplo Amnistía Internacional, se oponen y luchan por su abolición al considerarla el exponente máximo de pena cruel, inhumana y degradante; Estados Unidos avanza con nuevas ejecuciones. Pese a estar en declive en el país, una lista de las próximas ejecuciones ha vuelto a poner el tema en la mira.
Un prisionero condenado a muerte en Carolina del Sur, Richard Moore, tuvo que decidir entre la silla eléctrica o el fusilamiento. A varios kilómetros de ahí, en Texas, otro hombre, de 78 años y enfermo, está en el corredor de la muerte por un crimen cometido hace tres décadas. Además, una mujer, madre de 14 hijos, será ejecutada pese a las serias dudas sobre su culpabilidad.
Richard Moore, un hombre afroestadounidense de 57 años, tiene fecha de ejecución fijada para el 29 de abril, en Carolina del Sur, por el homicidio de un empleado de una tienda de víveres durante un robo en 1999.
Esta sería la primera ejecución en ese estado sureño en casi una década. Las últimas ejecuciones en Estados Unidos habían sido realizadas por medio de inyección letal, pero en ese estado este método debe ser abandonado porque los fabricantes de fármacos rehúsan proveer los ingredientes necesarios.
Por ello, a Moore le fue dado a elegir entre la silla eléctrica y un fusilamiento con tres voluntarios armados con rifles pertenecientes al departamento de Correccionales.
El viernes Moore escogió el fusilamiento. Sin embargo, sus abogados cuestionaron ambos métodos de ejecución alegando que violaban un veto constitucional sobre el “castigo cruel e inusual” y un juez aceptó escuchar sus argumentos.
“La silla eléctrica y el fusilamiento son métodos anticuados y barbáricos de ejecución que virtualmente todas las jurisdicciones estadounidenses han dejado atrás”, dijo Lindsey Vann, una de las defensoras de Moore.
Organizaciones como la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles ha cuestionado el uso de la silla eléctrica por ser cruel, mientras que los defensores de la inyección letal siguen argumentando que el proceso es indoloro.
La electrocución se usó para siete de las 43 ejecuciones en Carolina del Sur desde 1985. La última de ellas, en 2008. Mientras que el fusilamiento solo se utilizó tres veces en Estados Unidos —todas en el estado occidental de Utah— desde 1976. Aquel año la Corte Suprema de Estados Unidos reinstauró la pena de muerte.
COACCIÓN POLICIAL
Este año hubo tres ejecuciones en Estados Unidos, y hubo 11 en 2021, frente a las 17 de 2020. Solo una de las ejecuciones en 2021 involucró a una mujer, y de las más de 1,540 personas ejecutadas en el país desde 1976, solo 17 eran mujeres.
Melissa Lucio, de 53 años, podría ser la número 18. Lucio es una mujer mexicana estadounidense madre de 14 hijos. Su ejecución está programada en Texas para el 27 de abril por medio de inyección letal. Fue sentenciada por la muerte de su hija Mariah de dos años, en 2007.
Lucio alega que su confesión se logró bajo coacción policial durante un interrogatorio de cinco horas y que la muerte de la niña en realidad se debió a una caída accidental por una escalera.
En la lista de ejecuciones en Texas con fecha establecida para los próximos días también se encuentra Carl Wayne Buntion. Este hombre fue sentenciado a muerte en 1991 por el homicidio de un oficial de policía de Houston.
Buntion, que no disputa su condena, tiene fecha de ejecución programada para el 21 de abril por medio de inyección letal. Con 78 años, es el hombre más viejo en el corredor de la muerte en Texas. Sus abogados argumentaron que ejecutarlo ahora después de 30 años de su crimen, sería un “castigo cruel e inusual”.
El estado de Texas ha llevado a cabo 573 ejecuciones —más que cualquier otro estado— desde 1976. Virginia, que abolió la pena de muerte el año pasado, le sigue con 113.
Publicado en cooperación con Newsweek en español