Amnistía Internacional le exigió al nuevo Gobierno de Siria que que permita que se realicen investigaciones independientes respecto a la violencia que explotó en la costa mediterránea de ese país.
La directora regional de Amnistía, Heba Morayef, sostuvo: «Además de la investigación dirigida por el Gobierno, las autoridades deben permitir a investigadores independientes nacionales e internacionales acceso a Siria, incluidas las zonas costeras del país, para que puedan realizar su propio trabajo de investigación».
En esa zona, murieron más de 1.000 civiles.
Estos hechos de violencia configuran el peor escenario desde el derrocamiento del exdictador Bashar Al-Assad en diciembre pasado.
Empezó con enfrentamientos entre hombres armados leales a Al-Assad y las nuevas fuerzas de seguridad del país.
Lo que sucedió a partir de ahí fue definido como una «masacre» en la que fueron atacados integrantes de la minoría alauita de Al-Assad.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que registra lo que va sucediendo, indicó que al menos 1.068 civiles, en su gran mayoría alauitas, fueron asesinados por las fuerzas de seguridad y grupos aliados.
El domingo pasado en un sermón en Damasco, el patriarca griego ortodoxo de Antioquía, Juan X, remarcó que «muchos cristianos inocentes también fueron asesinados».
