El Medio Oriente no encuentra la paz y continúa siendo escenario de una compleja red de conflictos y tensiones que involucran a múltiples actores. En los últimos días, una serie de hechos clave volvieron a centrar la atención internacional en esta región; por un lado, la captura de un alto general del derrocado régimen sirio de Bashar al Assad revivió las discusiones sobre la guerra civil en Siria. Mientras tanto, Israel mantiene su campaña militar contra los hutíes en Yemen.
En Siria, fuerzas locales detuvieron a un general de alto rango vinculado al régimen de Bashar al Assad. Según fuentes locales, este militar, cuya identidad aún no ha sido revelada, desempeñó un papel central durante los años más intensos del conflicto sirio.
Su captura representa un golpe significativo para los remanentes del régimen, que aún conservan cierta influencia en áreas dispersas del país. La noticia ha generado un renovado interés en la situación siria, donde los esfuerzos internacionales para estabilizar la región siguen siendo insuficientes.
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En simultáneo, Israel intensifica su respuesta militar contra los hutíes de Yemen. El primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó que su gobierno continuará hasta «neutralizar completamente» a este grupo, al que acusa de amenazar la seguridad israelí y regional.
Según Netanyahu, la operación militar busca desarticular las capacidades ofensivas de los hutíes, quienes cuentan con el respaldo de Irán. El conflicto ha puesto de manifiesto la creciente influencia iraní en la región, a través de actores no estatales que desafían los intereses de Israel y otros países árabes.
En un incidente reciente, las defensas aéreas de Israel interceptaron un misil lanzado desde Yemen antes de que ingresara a su territorio. Este ataque es el más reciente de una serie de enfrentamientos que evidencian la capacidad de los hutíes para extender el conflicto más allá de las fronteras de Yemen.
La situación en Yemen, agravada por años de guerra civil, se ha convertido en un punto estratégico para la rivalidad entre Irán y las potencias regionales. Los hutíes, quienes controlan amplias zonas del país, demostraron una capacidad militar considerable, apoyada por suministros tecnológicos y armamentísticos iraníes.
Para Israel, neutralizar esta amenaza es prioritario, pero la operación también corre el riesgo de escalar y atraer a más actores internacionales al conflicto.