«El Ministerio del Interior anuncia la muerte de 82 personas y 110 heridos en el incendio accidental» del hospital Ibn al-Khatib, dijo la cartera en un comunicado difundido por los medios de comunicación estatales.
Numerosas víctimas se hallaban conectadas a respiradores cuando al parecer estallaron bombonas de oxígeno, causando un incendio que se extendió rápidamente, según médicos y bomberos.
Un primer balance, de fuentes médicas, informó de 23 muertos y después, un segundo, con una fuente oficial, lo había elevado a 53 víctimas mortales.
Fuentes médicas no identificadas dijeron a la agencia de noticias AFP que el fuego se inició por el estallido de cilindros de oxígeno «almacenados sin respetar las condiciones de seguridad».
La tragedia desató una ola de cólera entre los iraquíes, después de que fuentes médicas la atribuyeran a la negligencia, vinculada con frecuencia a la corrupción endémica que azota al país.
Se trata de una desgracia más en un país de 40 millones de habitantes cuyo sistema de salud nunca se ha recuperado de cuatro décadas de guerra.
El primer ministro Mustafa Al Kadhimi anunció tres días de duelo nacional y la apertura de «una investigación inmediata», cuyos resultados quiere «en 24 horas».
El premier suspendió de sus funciones al jefe de Salud del sector oriental de Bagdad, al director del hospital y a los jefes de la seguridad y del mantenimiento técnico.
Están siendo interrogados y nadie podrá quedar en libertad «hasta que se juzgue a los culpables», dijo Al Khadimi.