Más de 2.300 muertos han dejado las inundaciones causadas por la tormenta “Daniel” en la ciudad de Derna, en el este de Libia. A la cifra de suman 7.000 heridos y 5.000 desaparecidos, según el más reciente informe de los servicios de emergencia aportado este martes 12 de septiembre.
Derma, de 100.000 habitantes, padece una catástrofe donde los edificios que se encuentran ubicados a las orillas del río Wadi Derna colapsan y las casas se sumergen en las profundidad de las aguas crecidas después de que se rompieran dos represas.
Libia, un país sumergido en la pobreza y la violencia, tiene motivos suficientes para ser señalado como una nación donde las fuerzas gubernamentales y los grupos armados cometen una amplia gama de crímenes de guerra y de lesa humanidad en los últimos años.
Detenciones arbitrarias, asesinatos, torturas, violaciones, desapariciones y esclavitud son algunas de las tragedias que padece Libia desde 2016 y documentadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que responsabiliza de los abusos tanto a las autoridades como a las milicias.
La violencia en ese país árabe se intensificó en 2011, el año que dio inicio un conflicto armado que derrocó al gobierno de Muammar al-Qaddafi, tras 42 años al frente de Libia. El país se dividió entre administraciones rivales y milicias enfrentadas, es decir: un gobierno de Acuerdo Nacional reconocido por la ONU con sede en la capital, Trípoli; y el Ejército Nacional Libio del general Khalifa Haftar, que domina el este y el sur del país petrolero.
Las detenciones en una zona u otra son por igual. Las víctimas proceden de todos los segmentos de la sociedad libia e incluyen niños, hombres y mujeres, defensores de los derechos humanos, activistas políticos, representantes de la sociedad civil, miembros de las fuerzas militares o de seguridad, profesionales del derecho e integrantes de la comunidad LGBTI.
LA TORMENTA “DANIEL”, OTRA TRAGEDIA MÁS
La mayoría de las personas que han sido detenidas han sido recluidas sin cargos en condiciones inhumanas y fueron sometidas regularmente a tortura, confinamiento solitario e incomunicación, y sin acceso a agua, alimentos y otros bienes esenciales, de acuerdo con el más reciente informe de la ONU, en marzo pasado.
La tormenta “Daniel” suma una tragedia más al país maltratado económica, política y socialmente. Según responsables del este de Libia, las dos principales represas del río Wadi Derna se rompieron el domingo 10 de septiembre por la noche y provocaron riadas de lodo que destruyeron puentes y edificios a su paso, hasta desembocar en el Mediterráneo.
Los socorristas fueron sobrepasados por el alcance de la tragedia, según imágenes grabadas por vecinos de la región que circulan en las redes sociales.
Carreteras cortadas, deslizamientos de tierra e inundaciones impedían que los servicios de emergencia llegaran a la población de las zonas afectadas, que tenía que recurrir a medios rudimentarios para recuperar los cadáveres y extraer a los supervivientes de entre el lodo.
“SIN CIFRAS DEFINITIVAS”
Usama Ali, portavoz de los servicios de emergencia del gobierno de Trípoli, reconocido internacionalmente, y que disponen de un equipo en Derna, indicó que “la situación es estremecedora y muy dramática”. En tanto, la Cruz Roja y las autoridades locales temían unos balances superiores, y advirtieron que las cifras iban a subir.
Sobre la cifra de muertos en Libia “no tenemos cifras definitivas” por el momento, dijo Tamer Ramadan, de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), pero “el número de desaparecidos se acerca a los 10.000”.
Además, dijo: “Las necesidades humanitarias superan con mucho las capacidades de la Media Luna Roja Libia e incluso las del gobierno”. Calificada por los expertos como un fenómeno “extremo en términos de cantidad de agua caída”, la tormenta Daniel afectó en los últimos días Grecia, Turquía y Bulgaria, con un saldo de 27 muertos.
Publicado en cooperación con Newsweek