Este miércoles 24 de agosto se celebra en Ucrania el 31° aniversario de su Independencia, tras su separación de la Unión Soviética. En ese marco, el Gobierno ucraniano advirtió que podría producirse una nueva y fuerte ofensiva rusa en su territorio.
De hecho, Rusia se encuentra llevando adelante una serie de ataques preocupantes, ya que siguen produciéndose en un área muy cercana a la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa. Varios misiles cayeron este fin de semana e incluso el lunes en Nikopol, ciudad cercana a la planta, a pesar de los pedidos de la ONU. Y también se verificaron ataques en las cercanías del puerto de Odessa, sobre el mar Negro.
Para comprender la preocupación global por esta situación, el domingo se produjo una comunicación telefónica entre los presidentes de EEUU (Joe Biden), de Francia (Emmanuel Macron), el primer ministro de Reino Unido (Boris Johnson) y el Canciller alemán (Olaf Scholz), en la que pidieron garantizar la seguridad en las instalaciones nucleares y ratificaron su apoyo a Ucrania.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que la semana pasada condicionó una mesa de diálogo con Vladimir Putin a una previa retirada de las tropas rusas de Ucrania, pidió reforzar la vigilancia de cara a al miércoles, fecha que podría marcar un punto simbólico para una avanzada rusa, cuyas fuerzas podrían intentar “algo particularmente feo”.
De hecho, aseguró que se están extremando los cuidados y que compartió la información sobre posibles atentados terroristas con Macron; el mandatario turco, Tayyip Erdogan (con quien se reunió la semana pasada); y el secretario general de la ONU, António Guterres. «Todos los socios de Ucrania han sido informados sobre lo que el Estado terrorista (sic) puede preparar para esta semana», aseguró en un video.
Al mismo tiempo, advirtió que Rusia sería pasible de nuevas sanciones y se alejaría de cualquier negociación si avanza en juzgar a los defensores ucranianos capturados en Mariúpol, ya que eso violaría las normas internacionales. Y explicó: «Si este despreciable juicio sigue adelante, esta sería la línea más allá de la cual ya no es posible negociar. No habrá más conversaciones. Nuestro Estado lo ha dicho todo».
Este temor se funda también en una posible represalia por la muerte de Daria Duguina, quien era hija del influyente filósofo ruso Alexander Duguin, considerado uno de los ideólogos del gobierno de Vladimir Putin e impulsor de la política de que Rusia absorba a Ucrania.
Aunque todavía se investiga el atentado que hizo explotar su auto, desde sectores del Gobierno ruso y sus servicios secretos se ha sugerido una posible responsabilidad por parte de la inteligencia ucraniana. «Ucrania, por supuesto, no tuvo nada que ver con esto porque no somos un Estado criminal, como la Federación Rusa, y además no somos un Estado terrorista», se despegó rápidamente Mijailo Podoliak, importante asesor de Zelenski.