El final de 2024 quedará marcado por una preocupante seguidilla de accidentes aéreos que dejaron decenas de víctimas fatales y heridos. Tan solo el 28 de diciembre, cuatro incidentes tuvieron lugar en distintas partes del mundo, dejando un saldo fatal en Corea del Sur, mientras que otros episodios en Canadá, Noruega y México dejaron daños materiales y momentos de gran tensión.
En el caso más grave, un vuelo de Jeju Air se estrelló en el aeropuerto de Muan, Corea del Sur, provocando 179 muertes y convirtiéndose en la tragedia aérea más letal del año.
En Canadá, un avión de Air Canada sufrió un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Halifax Stanfield tras un fallo en el tren de aterrizaje. Aunque no hubo víctimas, la aeronave quedó gravemente dañada por un incendio que se inició al rozar una de sus alas contra el suelo.
Por su parte, un vuelo de KLM en Noruega terminó fuera de la pista debido a una avería hidráulica. Afortunadamente, no se reportaron heridos en este incidente. Casi al mismo tiempo, en México, un Airbus A320 de Viva Aerobús enfrentó una despresurización en cabina, obligando a realizar un aterrizaje de emergencia en Monterrey, con pasajeros y tripulación ilesos.
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El año no termina de la mejor manera para la aviación comercial. En total, se registraron 299 muertes en accidentes fatales, una cifra que destaca en un periodo donde la seguridad aérea había mostrado avances significativos.
Algunos de los incidentes más impactantes ocurrieron a mediados del año, como el accidente de VoePass en Brasil, donde 62 personas perdieron la vida debido a problemas en los sistemas de descongelamiento. En julio, un avión de Saurya Airlines se estrelló en Katmandú, dejando 18 víctimas fatales.
Otro episodio que conmocionó al mundo fue la caída de un avión de Azerbaijan Airlines en Rusia, en un contexto de tensión bélica entre ese país y Ucrania. La acción militar, reconocida por el gobierno ruso como un intento de repeler un ataque con drones, resultó en la muerte de 38 personas.
La reciente sucesión de accidentes al cierre del año, con múltiples incidentes en un solo día, amplifica la preocupación global por la seguridad aérea.
Si bien los avances tecnológicos han reducido significativamente los índices de siniestros, 2024 deja en evidencia la necesidad de reforzar controles, mejorar protocolos y evaluar las condiciones operativas para evitar tragedias como las vividas este año.
