Rusia afirmó este lunes 17 de julio que no prorrogará el histórico acuerdo de exportación de granos ucranianos, horas después de que drones navales atacaran un puente estratégico que conecta su territorio con la anexionada península de Crimea.
“El acuerdo del mar Negro ha terminado de facto hoy. Tan pronto como la parte (del acuerdo) relativa a Rusia esté satisfecha, el país volverá inmediatamente al acuerdo sobre los cereales”, dijo a los periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, refiriéndose al pacto sellado en julio de 2022 con la mediación de Turquía y Naciones Unidas. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, declaró que su país está dispuesto a mantener la exportación de granos pese a lo anunciado por Rusia.
“Incluso sin Rusia, se debe hacer todo lo posible para que podamos utilizar ese corredor (para las exportaciones) en el mar Negro. No tenemos miedo”, insistió.
Moscú lleva meses quejándose de que no se respetan los intereses rusos del pacto, que incluye levantar los obstáculos para exportar productos agrícolas y fertilizantes. El acuerdo alivió los temores a una crisis alimentaria mundial y permitió exportar más de 32 millones de toneladas de grano ucraniano.
La decisión rusa de no prolongarlo se conoció unas horas después de que drones navales atacaran el puente que une Rusia con la península anexada de Crimea, clave para abastecer a los soldados rusos en Ucrania. Moscú insistió, sin embargo, en que su decisión no tenía nada que ver con el ataque.
“RUSIA MANTIENE A LA HUMANIDAD COMO REHÉN”
“El ataque de hoy en el puente de Crimea es una operación especial de los SBU (los servicios especiales ucranianos) y la Marina”, afirmó una fuente de los servicios de seguridad ucranianos a la AFP.
Un matrimonio murió en el ataque y su hija resultó herida, según las autoridades rusas. El puente de Kerch ya había sufrido daños en octubre de 2022, en un atentado que Moscú atribuyó a Ucrania. Kiev había negado estar detrás del ataque.
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Las autoridades locales informaron de que el tráfico había sido interrumpido en el puente e instaron a los turistas a permanecer en sus casas. También animaron a los rusos que viajan hacia y desde la península, anexionada por Moscú en 2014, a hacerlo por los territorios ucranianos ocupados.
Horas después del ataque, las agencias de noticias de Rusia informaron que el gobierno rechazaba prolongar el acuerdo de la exportación de granos cuyos principales beneficiarios han sido China, España y Turquía.
“Rusia ha notificado hoy oficialmente a las partes turca y ucraniana, así como a la Secretaría de la ONU de su objeción a la extensión del acuerdo”, señaló la agencia TASS, citando a la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Maria Zajárova.
La decisión rusa provocó una oleada de reacciones internacionales. Es un “acto de crueldad”, dijo Linda Thomas-Greenfield, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, acusando a Moscú de mantener a la “humanidad como rehén”.
UNA DECISIÓN “CÍNICA”
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió a su vez que millones de personas iban a “pagar el precio” de esta decisión, ya que, según él, “afectará a las personas más pobres en todo el mundo”. Alemania y Reino Unido criticaron también a Moscú y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó la decisión de “cínica”.
Desde el 27 de junio no se ha aprobado la participación de nuevos buques para la exportación granos, informó en un comunicado el Centro de Coordinación Conjunta (CCC), que supervisa el acuerdo.
En el terreno, la contraofensiva ucraniana lanzada en junio no cesa. La viceministra de Defensa, Ganna Maliar, aseguró este lunes que sus fuerzas habían recuperado 18 kilómetros cuadrados de territorio en el este, cerca de la ciudad de Bajmut, en manos rusas desde mayo.
La localidad, que tenía 70.000 habitantes antes de la contienda, quedó totalmente destruida durante la batalla más larga y sangrienta desde que comenzó la ofensiva en febrero de 2022. En la zona de Kupiansk, en la región de Járkov (noreste), las fuerzas rusas están avanzando “activamente desde finales de la semana pasada”, dijo Maliar.
Kiev ha admitido que su contraofensiva avanza lentamente e insta a Estados Unidos y otros países aliados a entregarle más armas de largo alcance y artillería. “La gente debería entender qué precio pagamos por (avanzar)”, declaró a la AFP un comandante sobre el terreno. “Hay muchos enemigos. Necesitamos tiempo para reducirlos”, añadió.
Publicado en cooperación con Newsweek en Español