El papa Francisco condenó a los fabricantes de armas y traficantes por vender estos equipos letales a «terroristas», en comentarios en los que reflexionó sobre su reciente visita a Irak. El Sumo Pontífice, de 84 años, dijo que estaba agradecido de haber podido visitar un país eludido por sus precedesores y describió el viaje como «una señal de esperanza después de años de guerra y terrorismo y durante una grave pandemia», tanto para cristianos como para musulmanes.
«El pueblo iraquí tiene derecho a vivir en paz, tienen el derecho a redescubrir la dignidad que les pertenece», dijo Francisco en su audiencia semanal del Vaticano, que se realizó en línea debido a las restricciones por el COVID-19.
Irak sufre por una mala gestión de gobierno crónica, corrupción y altos niveles de violencia vinculados a la rivalidad entre Irán y Estados Unidos en la región, cuando ya han pasado 18 años desde la invasión estadounidense a la nación petrolera.
El domingo, el Santo Padre vio ruinas de casas e iglesias en la ciudad norteña de Mosul, que fue ocupada por el Estado Islámico de 2014 a 2017. «Y me pregunté (durante el viaje), ‘¿quién vendió las armas a los terroristas?, ¿quién vende armas a los terroristas hoy que están llevando a cabo masacres en otros lugares, por ejemplo, en África?'», afirmó. «Es una pregunta que me gustaría que alguien respondiera».
Francisco ha dicho en el pasado que los fabricantes y traficantes de armas tendrían que responder a Dios algún día. Tras hacer un llamado a la fraternidad en todo el mundo, el Papa describió como «inolvidable» su encuentro el sábado en la ciudad santa de Nayaf con el gran ayatolá Ali al-Sistani, una de las figuras más influyentes del Islam chií, tanto dentro como fuera de Irak.
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