Este domingo se llevaron a cabo en Turquía las elecciones en las que el presidente Tayyip Erdogan buscaba una nueva reelección que le permitiera iniciar su tercera década en el poder, ante una creciente oposición.
De hecho, aunque se especulaba con un triunfo del mandatario en las generales, también se estimaba que la oposición lograra un caudal que le permitiera desbancar a Erdogan en una eventual segunda vuelta. Esto se no se concretó, al menos totalmente.
En efecto, al presidente no le alcanzó para imponerse en primera vuelta (necesitaba un 50%, en un país de 84 millones de habitantes) y eludir la segunda, pero aún así la diferencia parece insalvable.
Con un 99% de las mesas escrutadas, Erdogan conseguía 49,4%, frente al 44,96% de Kilicdaroglu, y con una alta participación del 88,8%. Así lo informó Ahmet Yener, presidente de la Alta Junta Electoral, quien agregó que el nacionalista Sinan Ogan, obtuvo alrededor del 5,2%, ubicándose en un lejano tercer lugar, pero con un caudal clave de cara a la segunda vuelta.
«El ganador ha sido, sin duda, nuestro país», aseguró Erdogan en un discurso en Ankara, en el que adelantó que también habría ganado la mayoría en el Parlamento.
Los comicios fueron seguidos muy de cerca por Europa, por EEUU y, sobre todo, por Rusia. Turquía es miembro de la OTAN, y Erdogan se ha constituido como un aliado clave de Putin, al punto que ha bloqueado hasta hace semanas el ingreso de Finlandia a la OTAN y todavía mantiene su veto a Suecia.
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La oposición, liderada por Kilicdaroglu, tiene un perfil aperturista, cuenta con el apoyo de Washington y promete dar marcha atrás con las reformas que viene implementando Erdogan desde hace dos décadas, así como la fuerte represión estatal. Pese a no haber logrado el apoyo suficiente, ese casi 45% de votos consolida su representatividad como oposición y funcionará como límite al presidente, especialmente de cara al futuro, según los analistas.
Al conocerse los resultados, las acciones turcas se desplomaron, posicionándose en niveles mínimos en dos meses, así como bajaban los títulos soberanos y subía el costo de la deuda. La lira turca también retrocedió hasta mínimos en los últimos meses, llegando a los 19,70.
(Con información de Reuters)