Verónica Ayala, coordinadora de la logística sanitaria en emergencias de Cascos Blancos quien se encuentra en Antaquia, Turquía, habló con Ari Paluch en Radio Rivadavia acerca del rescate de tres personas con vida que se encontraban bajo los escombros y aseguró que «para nosotros fue toda una emoción».
«Si bien el equipo nunca pierde la esperanza de que algo así suceda, dada las circunstancias luego del terremoto, las posibilidades de que haya personas con vida son muy difíciles«, explicó y contó que «ayer tuvimos la posibilidad de participar en el rescate de tres personas y obviamente, fue una inyección de energía y adrenalina» porque «la realidad es que el equipo hasta ese rescate venía recuperando cadáveres».
Por lo tanto, destacó que «el hallazgo de tres personas con vida fue una inyección de energía, cargó al equipo de pilas para seguir trabajando» e hizo hincapié en que «sabemos que cada minuto cuenta y no hay tiempo que perder». En consecuencia, aseveró que «fue un golpe anímico para todo el equipo que está trabajando incansablemente desde que llegamos».
Acerca de qué sucedió con los tres individuos rescatados, detalló que «fueron trasladados en ambulancia y se encuentran hospitalizados» al tiempo que aclaró que «no tenemos muchas más precisiones, debido a que, aquí es muy difícil la barrera idiomática lo que hace difícil poder seguir el estado de las personas». Más allá de esto, Verónica puntualizó que los rescatados fueron «una mujer adulta, una joven adolescente y un niño». Además, señaló que «estaban conscientes, no hablaban mucho debido al estado de shock pero estaban en buenas condiciones».
Frente a ese panorama, resaltó que «una vez conocida la noticia del rescate, tuvimos en nuestro campamento el reconocimiento y el saludo de los colegas de distintos países» por lo que aseveró que «es una alegría para todos los que estamos trabajando acá».
Respecto a cómo fue que hallaron a estas tres personas, explicó que «en este momento ya es muy difícil llegar por medio de sonidos, por eso, lo que se hace es que las máquinas trabajan revolviendo los escombros y en cuanto se ve o se escucha algo, se paran todas las actividades, se pasan cámaras térmicas o mismo los propios perros para detectar o confirmar si existiría la posibilidad de que ahí hubiera alguien con vida y ahí se procede a trabajar».
