Sigue complicándose el escenario internacional, a raíz de la escalada en el conflicto entre Turquía y las milicias kurdas instaladas en Siria. Este domingo, fuerzas turcas lanzaron ataques aéreos contra objetivos de las Unidades de Protección Popular (YPG), al norte de Siria; y contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), en el norte de Irak. El resultado, 31 personas muertas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El PKK es considerado como una “organización terrorista” tanto por Turquía como EEUU y Europa, y desde hace más de 30 años se presenta como una fuerza rebelde al poder de Ankara, hoy liderado por el presidente Recep Tayyip Erdogan. De hecho, la incursión aérea se produjo una semana después de una explosión mortal en Estambul atribuida a dicha agrupación.
En respuesta a esos bombardeos, este lunes los milicianos dispararon desde territorio sirio misiles contra el distrito de Karkamis, en la provincia de Gaziantep, al sur de Turquía. Según los medios locales, fueron cuatro los impactos, que dejaron por el momento dos muertos y al menos seis heridos, dos de ellos de gravedad.
El gobernador de Gaziantep, Davut Gul, aseguró que los misiles fueron cinco y que partieron desde la margen este del río Éufrates, afectando una escuela secundaria, dos casas y un camión en un área cercana a la frontera.
Apenas unas horas después, Erdogan advirtió que su Gobierno se encuentra analizando una incursión terrestre en Siria, así como en Irak. «No es posible que se limite a una operación aérea. El alcance de la participación de las fuerzas terrestres en esta operación lo decidirán conjuntamente nuestras unidades competentes, el Ministerio de Defensa y el Estado Mayor», aseguró.
En ese mismo sentido, y a raíz de los ataques del domingo, el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, argumentó que se trató de un a acción basada en el derecho a la «legítima defensa», amparándose en el artículo 51 de la Carta de la ONU, y que “solo se atacó a terroristas y sus escondites, refugios, búnkeres, cuevas, túneles y almacenes»
Erdogan responsabilizó directamente a las milicias kurdas por el atentado de la semana pasada y anunció la operación “Garra-Espada” (con más de 70 aeronaves) que se inició con la incursión aérea, pero ahora se sumaría una avanzada terrestre que podría complicar todavía más el panorama en Oriente Medio, mientras se lleva a cabo el Mundial de la FIFA en Qatar. “Pagarán el precio”, había amenazado el mandatario.
Las YPG, que lideran la coalición FSD en Siria y tienen el apoyo de los EEUU (habían sido creadas para combatir al Estado Islámico en el norte y el este, así como en el oeste de Irak), negaron tener vinculación con el atentado en Estambul, y tampoco fue reivindicado por el PKK. Pese a ello, Turquía insiste en su responsabilidad.