Luego de que las tropas rusas se retiraran de la ocupada ciudad de Jersón, recientemente anexada por Rusia, las fuerzas ucranianas recuperaron la ciudad y comenzaron a evaluar el nivel de daño en infraestructura y, sobre todo, el impacto en la población civil.
Este domingo, el presidente Volodímir Zelensky visitó la ciudad y acusó a los soldados de Vladimir Putin de haber cometido una gran cantidad de crímenes de guerra durante la ocupación, que se inició en el febrero, en el inicio del conflicto.
«Los investigadores ya han documentado más de 400 crímenes de guerra rusos. Se han encontrado cuerpos de civiles y militares muertos», afirmó Zelenski, y agregó: “El ejército ruso ha dejado tras de sí la misma salvajada que hizo en otras regiones del país en las que entró», aseveró.
Desde que se inició la invasión Ucrania y Rusia han cruzado numerosas denuncias de crímenes de guerra, pero la nación invadida asegura haber encontrado y documentado pruebas de torturas, ataques contra objetivos civiles y fosas comunes en Járkov y Bucha, ahora también en Jersón.
Un informe de la ONU aseguró el mes pasado que sí se cometieron crímenes de guerra en Ucrania, y que la mayoría de ellos habían sido producidos por las tropas rusas. Y a ello se suman las denuncias de ataques contra infraestructuras de alto impacto en la población civil, como las vinculadas a la provisión de agua y energía, de cara a un crudo invierno.
La población de Jersón salió a las calles este fin de semana para recibir a los soldados ucranianos, pero el temor no desaparece. Primero, las fuerzas ucranianas avanzaron muy lentamente por temor a que se tratara de una emboscada; pero ahora se teme una intensificación de los bombardeos.
Las tropas rusas se retiraron a la margen oriental del río Dniéper, que recorre Ucrania de norte a sur y establece una frontera natural para las líneas ofensivas. Según lo informó Reuters desde el propio territorio, la gente teme una lluvia de misiles en los próximos días.
En una novedosa imagen de estos tiempos, los habitantes de Jersón se agolparon en las principales plazas con banderas ucranianas, no sólo para festejar la recuperación de la ciudad, sino también para conseguir señal móvil, gracias a las antenas de Starlink que poseen los vehículos militares ucranianos, después de meses de incomunicación.
Mientras tanto, las empresas de servicios ucranianas, de mano de los soldados de ese país, estaban intentando reconectar la ciudad a los servicios básicos para restablecer cierta normalidad, mientras se planifica la reconstrucción.
De todos modos, el gobernador regional, Yaroslav Yanushevych, anunció que está vigente un toque de queda de 17.00 a 8.00 de la mañana y se prohíbe la entrada y salida de personas para garantizar la seguridad. El servicio de tren se reanudaría esta semana, y los militares seguirán con el proceso de limpieza de minas en el área.
(Con información de NoticiasArgentinas y Reuters)
