El 24 de febrero de 2022, poco antes del amanecer, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, emitía un mensaje televisivo a la población de su país: en tono belicista, anunciaba el inicio de la “operación militar especial” en Ucrania, nombre que el Kremlin le ha dado a la invasión a cuatro regiones del este del país al que acusaba de ser “nazi” y “ant-iruso” y denunciaba por ser la presunta base desde la cual la OTAN se aprestaba a acorralar militarmente a Moscú.
Con motivos justificados o no, las tropas rusas rápidamente cruzaron la frontera mientras que una lluvia de misiles apoyaba a esa vanguardia, que tomaba a su paso pueblo tras pueblo a sangre y fuego, mientras las defensas comenzaban a organizarse a partir de la asistencia económica y armamentística de EEUU y Europa.
De hecho, en los primeros meses el foco estuvo puesto en las acusaciones cruzadas de crímenes de guerra. Sobre todo a partir de la masacre de Bucha, que la propaganda rusa afirmaba que había sido “fingida” para movilizar a la comunidad internacional. Los organismos de derechos humanos comenzaron a inspeccionar todos los sitios en los que se producían denuncias y la propia ONU determinó que existieron violaciones a los estándares de guerra por ambas partes.
Pero con el correr de los meses, la forma en la que se desarrollaba la guerra pareció pasar a un segundo plano, ante los abrumadores números de bajas militares y civiles.
Día tras días se contabilizaban los muertos de a centenares; las pérdidas económicas se multiplicaban mientras aumentaba el gasto militar de los países aliados; y millones de personas se veían forzadas a desplazarse dentro y fuera de las fronteras (los ucranianos, para escapar del horror en sus ciudades y los rusos para no ser reclutados por la fuerza y ser enviados al frente de batalla).
Este 24 de febrero de 2023 se cumple un año de la mayor guerra que haya tenido Europa desde la Segunda Guerra Mundial, y nada indica que el fin del conflicto pueda estar cerca: por el contrario, ha escalado y nadie duda de que existe una verdadera amenaza nuclear, e incluso de una Tercera Guerra Mundial. Y aunque no ocurriera, los especialistas sostienen que EEUU y la OTAN se encuentran apostando a una guerra de desgaste que vaya limando el poder interno de Putin.
NÚMEROS DEL HORROR
El precio de un año de guerra en Ucrania es alto desde cualquier punto de vista. Pero la cantidad de personas muertas es realmente impactante, aún en las estimaciones más austeras.
Un reciente informe del Estado Mayor de Noruega, que viene monitoreando el conflicto, 180.000 soldados rusos y 100.000 ucranianos perdieron la vida en los enfrentamientos, mientras que otras fuentes occidentales hablan de unos 150.000 por cada lado.
Los datos oficiales de Ucrania sostienen que sus fuerzas mataron a 140.000 soldados rusos y que sus bajas ascienden a unos 13.000. El Ministerio de Defensa de Rusia cruzó esos datos y solo admiten unos 6.000 muertos de su lado. EEUU dice que murieron 100.000 por cada bando.
En cuanto a las bajas civiles, las cifras finales son un verdadero misterio, ya que hay zonas ocupadas por Rusia que no pueden ser inspeccionadas, pero en los territorios recuperados se encontraron fosas comunes con una gran cantidad de ciudadanos muertos.
Para la ONU (en su informe de finales de enero) unos 18.000 civiles murieron en el último año como consecuencia de la guerra, y principalmente por lo bombardeos rusos. Otras fuentes occidentales aseguran que serían entre 30.000 y 40.000. El Gobierno de Ucrania afirma que entre ellos hay más de 400 niños.
Los heridos se cuentan por decenas de miles. Estudios austeros calculan al menos 12.000, pero el número real podría ser varias veces ese.
Desde luego, los desplazamientos de las personas en Ucrania comenzaron el mismo 24 de febrero de 2022, y hoy la cifra total es difícil de medir, pero son millones. Por caso, casi 3 millones cruzaron la frontera hacia Rusia, ya sea a casas de familiares o amigos, a refugios de organizaciones humanitarias o incluso aceptando la oferta de Moscú de abandonar las cuatro regiones invadidas y trasladarse al país invasor, con alojamiento y una pensión.
Más de un millón y medio migró hacia Polonia; un millón a Alemania; casi medio millón a República Checa; casi 170.000 a Italia; 166.000 a España; y 161.000 al Reino Unido, por solo mencionar algunos de los que más inmigrantes recibieron. Más de 2,5 millones se desplazaron dentro de Ucrania.
A esta altura del conflicto, los crímenes de guerra denunciado ascienden a 65.000, y algunos de ellos ya fueron investigados e incluso se expidieron sentencias a los acusados.
DAÑO COLATERAL
Según la Escuela de Economía de Kiev (KSE), el PIB de Ucrania se contrajo un 35% en 2022, con pérdidas totales estimadas en US$ 138.000 millones. Solo su sector agropecuario, uno de los más fuertes de Europa, perdió US$34.000 millones.
Por su parte, la economía rusa está teniendo un aterrizaje más suave, a pesar de las innumerables sanciones occidentales: su PIB cayó un 2,1% en 2022, y se espera que en 2023 se desplome otro 3% como consecuencia de las sanciones al petróleo ruso. Además, este año exportará casi un 20% menos que antes de la guerra.
Aunque, como se señalaba, el fin del conflicto no parece cercano, ya se está empezando a calcular cuánto puede costar la reconstrucción de Ucrania. El G7 se reunió a finales de 2022 y acordó impulsar una especie de “plan Marshall” y analizó un número difícil de asimilar: US$ 750.000 millones, que es el resultado de la cuenta que sacó Kiev.
La tarea es ardua y, según el canciller alemán, Olaf Scholz, será una «tarea de varias generaciones». Hasta el cierre del año pasado, habían sido destruidas unas 130.000 casas, 3.000 escuelas, 400 empresas y casi 300 sitios culturales (la destrucción del patrimonio en muchos casos es irremediable).
Quien más dinero viene aportando al conflicto (descontando a Rusia y a Ucrania) es EEUU. La suma de todos los paquetes de asistencia financiera y armamentística superó con creces los US$ 100.000 millones, y Biden prometió seguir apoyando la defensa ucraniana.
Pero, ¿qué podría pasar si la crisis se extiende más allá de 2023 y se ingresa en el tiempo electoral de los EEUU? El expresidente Donald Trump criticó fuertemente a Biden y afirmó que la guerra sigue extendiéndose justamente a causa de la ayuda enviada por Washington. “Creo que podría arreglarlo todo en 24 horas, creo que podría, y realmente lo haría. Continuar dando dinero es retrasar todo, retrasa muchos acuerdos, está retrasando muchas cosas, pero también está matando a mucha gente, porque cada día que pasa más y más gente muere”, sostuvo el ya lanzado precandidato republicano.
Europa también sigue enviando fondos. De hecho, Bruselas tiene previsto un nuevo paquete de ayuda, simultáneo al envío de tanques alemanes y franceses, pero le reclamó al presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, una mayor transparencia por parte de sus funcionarios. De manera inmediata, recortó algunos cargos menores y amagó con cambiar al ministro de Defensa. Pero los recursos parecen avanzar por buen camino.
Un capítulo aparte merece el impacto económico global de la guerra, que está llevando al mundo a una recesión en 2023, como consecuencia de las altas tasas de interés que apuntan a contener la inflación generalizada, producto de las dificultades en la cadena de suministros de alimentos y energía.
LA AMENAZA NUCLEAR
Finalmente, uno de los peores efectos de esta guerra (si es que se pueden jerarquizar) es el resurgimiento de la amenaza nuclear. Desde los primeros meses, Putin ha retomado la retórica nuclear y esto ha ido escalando hasta la fecha.
Esta semana, el Parlamento ruso validó la decisión del presidente de retirarse del nuevo tratado START, el único acuerdo de no proliferación nuclear vigente, que establecía un tope de 1.550 cabezas nucleares tanto para EEUU como para Rusia.
Tras las críticas de EEUU, la OTAN y la ONU, Moscú aseveró que seguirá respetando ese número y que seguirá informando sus movimientos. De hecho, el propio Putin anunció el despliegue de ojivas nucleares, incluso en un misil de capacidad intercontinental.
¿Cuántas ojivas hay actualmente en cada país? Según la Federación de Científicos de EEUU, Rusia tiene 5.977; EEUU, 5.428; China, 350; Francia, 290; Reino Unido, 225; Pakistán 165; India, 160; Israel, 90; y Corea del Norte, 20.
Aunque Rusia tiene más que EEUU, en conjunto la OTAN supera ampliamente a las de Moscú.