En un giro inesperado en el tablero geopolítico, Steve Witkoff, emisario especial de Donald Trump, reveló que Vladimir Putin habría mostrado una “verdadera voluntad de lograr una paz permanente” en Ucrania. Así lo transmitió tras una extensa reunión de casi cinco horas en San Petersburgo, donde ambos discutieron no solo el fin del conflicto, sino también posibles acuerdos comerciales entre Estados Unidos y Rusia. Según Witkoff, el cara a cara fue “convincente” y dejó abiertas puertas que hasta ahora parecían clausuradas.
Uno de los ejes más delicados del encuentro giró en torno a los cinco territorios ocupados por Rusia desde 2014, entre ellos Crimea, Donetsk y Luhansk. Aunque evitó entrar en detalles, Witkoff admitió que la soberanía rusa sobre estas zonas sigue siendo una exigencia central de Moscú.
Además, hubo espacio para debatir el rol de la OTAN y su principio de defensa colectiva, lo que da cuenta de la profundidad estratégica del intercambio.
Pero mientras se hablaba de diplomacia, en el terreno reinaba el horror. El domingo, dos misiles cayeron sobre la ciudad ucraniana de Sumy, dejando un saldo trágico: 35 muertos, incluidos dos menores, y decenas de heridos. La explosión arrasó una universidad y viviendas civiles. Entre los escombros, los vecinos colocaron flores, como un gesto desesperado ante lo que la prensa local ya califica como uno de los ataques más letales desde 2022. Volodimir Zelensky denunció el hecho como una “barbarie”, mientras Francia y Alemania lo señalaron como un posible crimen de guerra.
La respuesta rusa no se hizo esperar. El Ministerio de Defensa reconoció la autoría del bombardeo, pero afirmó que el blanco era una “reunión de comandantes ucranianos”. A su vez, el portavoz Dmitri Peskov aseguró que el Ejército “solo ataca objetivos militares” y volvió a acusar a Kiev de usar a su población como escudo humano.
En Washington, Trump lamentó lo ocurrido y calificó el ataque como una “cosa horrible”, aunque aprovechó para criticar a Zelensky y también a Joe Biden, a quienes responsabilizó por “haber iniciado una guerra que no podían ganar”.
Desde Kiev, las autoridades aseguran que la negativa de Putin a aceptar un alto el fuego muestra su nulo interés en frenar la ofensiva. No obstante, funcionarios ucranianos dijeron que hubo avances positivos en negociaciones con Estados Unidos para firmar un acuerdo sobre minerales estratégicos, clave para la economía global.
Mientras tanto, el conflicto no da tregua: más bombardeos rusos en Kharkiv provocaron cuatro muertes, y drones ucranianos mataron a tres personas en Kursk, dentro del territorio ruso. Tres años de guerra y el final sigue sin escribirse, pese a los gestos diplomáticos que comienzan a aparecer.