La vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, admitió este lunes que la inflación nacional durante 2022 fue del 234%, lo cual impacta cada vez más fuerte en el salario y la capacidad de consumo de su población. Según datos oficiales, el sueldo mínimo y la pensión mensual es de apenas 130 bolívares (US$ 6 al cambio oficial).
Ante este escenario, cientos de trabajadores estatales, incluyendo a maestros, enfermeros y policías jubilados volvieron a la calles para manifestarse a favor o en contra del Gobierno de Nicolás Maduro (es la tercera marcha en lo que va del año), pero en todos los casos exigiendo aumentos que les permitan subsistir. El último aumento fue en marzo de 2022.
La marcha de este lunes, de unos 2 kilómetros de recorrido, culminó frente al balcón del palacio de gobierno, donde el propio Maduro los recibió con palabras esperanzadoras, pero sin confirmar si accedería a dichos ajustes salariales. Les dijo que así como habían logrado superar otras crisis, también saldrían adelante ante «las sanciones criminales que torturan» a Venezuela.
La agencia Reuters estuvo en algunas de estas marchas y dialogó con algunos de los trabajadores para conocer sus puntos de vista. Por ejemplo, Verónica Castaño Martínez, una cocinera de 57 años de Táchira, dijo que marchaba a favor del presidente «para que liberen la plata que tiene EEUU, y nos puedan pagar un salario justo a todos».
Pero otros fueron sumamente críticos, como Nancy Hernández, una maestra de 60 años que cobra US$ 15 por mes, en Barquisimeto, quien sostuvo: “Maduro, usted come todos los días. Piense en este pueblo. El hambre no conoce del miedo, cuando llega el hambre el miedo se pierde”.
Otro caso citado es el de José Francisco Jiménez, de 56 años, secretario general de la Asociación de Empleados de la Universidad de Carabobo, quien contó que «con un sueldo de 10 dólares, es imposible que una familia de 4 o 5 personas pueda vivir», por lo cual ha tenido que trabajar horas extra como delivery, taxista o plomero.
Pero el ajuste salarial es parte del plan económico de Maduro: la reducción del gasto público (incluyendo salarios) se suma al congelamiento del tipo de cambio oficial y al límite a los créditos para contener la inflación. Pero el Gobierno no ha podido frenar los aumentos de precios en las calles, ni siquiera con los controles de remarcación. De hecho, las medidas parecen haber generado el efecto contrario.
(Con información de Reuters)