Este miércoles, el presidente chino, Xi Jinping, finalmente abandonó Moscú luego de dos jornadas de encuentros con su par ruso, Vladimir Putin, en los que discutieron largamente la posibilidad de un acuerdo de paz con Ucrania, analizaron el mapa geopolítico y fortalecieron su alianza ante Occidente.
En ese sentido, ambos coincidieron en que su unión promueve un nuevo orden mundial y convinieron seguir trabajando juntos para ello, aunque Xi no fue explícito en si apoyará de manera concreta las operaciones de Rusia en Ucrania. Como se sabe, China no está a favor de una guerra de largo plazo, que afecta severamente su economía, pero tampoco ha condenado la invasión.
De hecho, durante estos dos días de visita a Putin el mandatario chino apenas mencionó ese conflicto e insistió en que se trata de un jugador “imparcial”, por lo que sigue promoviendo su plan de paz de 12 puntos, que Occidente considera como “vago” y una “estratagema” para que Rusia gane tiempo para reagruparse y consolidarse en los territorios ocupados.
Al despedirse, ambos mandatarios se saludaron afectuosamente, y Xi le dijo: «Ahora hay cambios que no se habían producido en 100 años. Cuando estamos juntos, impulsamos estos cambios». Putin respondió: “Estoy de acuerdo”. Y Xi cerró la conversación diciendo: “Cuídate, querido amigo, por favor”.
La visita de Xi fue evaluada por el Kremlin como una fuerte muestra de apoyo de un aliado sumamente poderoso y como una señal hacia Occidente de que Putin no está aislado, como señalan desde Washington. «Compartieron la opinión de que esta relación ha ido mucho más allá del ámbito bilateral y ha adquirido una importancia crítica para el panorama mundial y el futuro de la humanidad», afirma un comunicado emitido por China.
En tanto, el Kremlin sostuvo en su página: «Trabajamos solidariamente en la formación de un orden mundial multipolar más justo y democrático, que debe basarse en el papel central de la ONU, su Consejo de Seguridad, el derecho internacional, los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas».
Por eso, la Casa Blanca aseguró que la postura de China de ningún modo no era imparcial respecto a Ucrania, y pidió a Pekín presionar a Moscú para que retire sus tropas de Ucrania para poder poner fin a una guerra que lleva ya 13 meses.
Mientras Xi se encontraba en Moscú, más de 20 drones rusos de fabricación iraní asediaban Kiev y lanzaban un ataque masivo contra la capital, pero sin que se produjeran daños importantes, de acuerdo a las autoridades. Habrían sido 21 drones Shahed-136 los que hicieron sonar las alarmas por la noche.
Asimismo, de manera simultánea, el FMI anunció un paquete de crédito de US$ 15.600 millones por cuatro años para Ucrania, con el objetivo de iniciar la reconstrucción de sus infraestructuras y apuntalar su economía.
(Con información de Reuters)