En Japón, la variante Delta de coronavirus representa el 30 por ciento de los casos, por ello la llama olímpica llegó a Tokio este viernes para una sombría ceremonia en un estadio vacío, después de que los organizadores de los Juegos Olímpicos prohibieran la asistencia de espectadores en la mayoría de las pruebas deportivas con el fin de contener la propagación de covid-19.
La prohibición se decidió debido al estado de emergencia sanitaria que el gobierno implantará en la capital a partir del lunes y hasta el 22 de agosto, ante el aumento local de casos.
De acuerdo con informes de la Organización Mundial Salud (OMS), la variante Delta del coronavirus ha acelerado el número de contagios en varios países del mundo, donde han tenido que intensificar sus restricciones de movilidad. Ante el avance de la variante Delta, los laboratorios Pfizer y BioNTech anunciaron el jueves que pedirán autorización para una tercera dosis de su vacuna anticovid para reforzar su eficacia.
La Unión Europea (UE) dijo este viernes que está “preparada”, en caso de que se requiera administrar el tercer refuerzo de Pfizer para su población. A la fecha, 65 por ciento de los ciudadanos de la UE tiene puesta una primera dosis y el 47 por ciento las dos. Stella Kyriakides, comisaria de Salud en la región, advirtió de que el incremento de casos debido a la variante Delta ha provocado una situación “frágil” respecto al manejo de la pandemia.
“No es momento para complacencias”, enfatizó. La variante Delta, identificada por primera vez en India y considerada la más contagiosa, está causando una aceleración de la pandemia que ya registra más de cuatro millones de muertos. Eso llevó a la OMS a advertir que el mundo se encuentra “en un punto peligroso”.
En Tailandia, las autoridades anunciaron el viernes nuevas restricciones, entre ellas un toque de queda nocturno para los 10 millones de habitantes de Bangkok, debido al aumento de casos.
Este viernes, Indonesia recibió de parte de Singapur botellas de oxígeno y material de protección para sostener su sistema de sanidad que se ha visto rebasado por el número de pacientes ingresados. En Australia, Sídney también reforzó el confinamiento tras un récord de contagios.
En el archipiélago de Fiyi, en el Pacífico, las autoridades fueron más radicales y decretaron que “sin pinchazo, no hay trabajo”. Así, todos los empleados, del sector público y privado, tendrán que vacunarse en las próximas semanas y deberán tomarse vacaciones si no han recibido su primera inyección para el 15 de agosto e incluso podrían ser despedidos si no se les administra la segunda, antes del 1 de noviembre.
Publicado en cooperación con Newsweek/ Published in collaboration with Newsweek