El Programa Mundial de Alimentos (PMA) celebró que el G7 confirmara que asignará 7,000 millones de dólares en asistencia humanitaria para emprender acciones urgentes de atención a las zonas del planeta que registran altos índices de hambruna.
Los países más poderosos del mundo también realizarán las gestiones diplomáticas necesarias para promover el acceso de alimentos y ayuda a esos lugares, pues en muchos de ellos, los conflictos civiles han impedido que las organizaciones humanitarias realicen su trabajo.
En marzo, el PMA y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) solicitaron 5,500 millones de dólares para ampliar sus operaciones y evitar una hambruna generalizada.
Ese monto significaba el 40 por ciento del presupuesto operativo anual de los organismos que atienden el hambre en el mundo. El objetivo es atajar un problema que se ha recrudecido por la escasez de fondos y que continúa provocando que la hambruna se apodere de países como Yemen, Sudán del Sur, Burkina Faso, Madagascar y, recientemente, la región de Tigray en Etiopía.
Durante los próximos seis meses, el PMA necesita 4,500 millones de dólares para contener las consecuencias de la inacción, de no ser así la falta de financiamiento repercutirá en la pérdida de vidas y ocasionará que se retroceda lo avanzado en las últimas décadas para alcanzar los llamados Objetivos del Milenio.
La falta de recursos ha implicado reasignar presupuesto y dejar de atender a quienes viven en situación de pobreza para destinar más esfuerzos a quienes viven en condiciones mucho más extremas de pobreza e inanición.
Los habitantes de Sudán del Sur y Yemen, dos países en los que algunas personas ya viven en condiciones de hambruna, se han enfrentado a recortes de raciones en el primer semestre de este año.
Mientras tanto, en Burkina Faso las brechas de financiamiento obligaron al PMA a reducir la asistencia alimentaria hasta en 50 por ciento para 1.4 millones de personas durante la temporada de escasez y en Madagascar, sólo aquellos que enfrentan niveles catastróficos de hambre (IPC5) reciben raciones completas y para las personas donde la inseguridad alimentaria.
La situación está en niveles de emergencia (CIP4) la asistencia alimentaria se ha reducido a la mitad. La inseguridad también impone limitaciones a las operaciones del PMA.
A pesar de los graves desafíos en el norte de Mozambique y en Afganistán, el programa aún intenta llegar a personas en países como la región del Sahel central, Nigeria, Etiopía, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur. También lee: 30,000 niños, en riesgo de morir de hambre…
Aquí te explicamos qué sucede en Tigray En Tigray, donde 350,000 personas enfrentan niveles catastróficos de hambre, el acceso humanitario es el principal desafío para que el PMA pueda realizar operaciones y los grupos armados siguen bloqueando la asistencia humanitaria.
Se deben tomar medidas colectivas rápidamente para garantizar que esta ventana de oportunidad no se pierda y podamos revertir el actual deterioro de la seguridad alimentaria que amenaza la vida.
Publicado en cooperación con Newsweek/ Published in collaboration with Newsweek
