La mañana después de una de las elecciones presidenciales más ajustadas de la historia de Estados Unidos, los ayudantes de campaña del presidente Trump presentaban demandas contra estados en disputa y expresaban su confianza con clichés optimistas.
La Casa Blanca y la campaña seguían insistiendo en que el presidente tenía un camino hacia la victoria, a pesar de estar detrás de los estados críticos del Medio Oeste de Michigan y Wisconsin. Como dijo a Newsweek un miembro del personal no autorizado para hablar oficialmente, la estrategia legal multiestatal de la campaña podría permitirles «sacar un conejo de un sombrero», reconociendo al mismo tiempo que el esfuerzo fue un «Ave María».
Al mediodía, el jefe de personal Mark Meadows y el asesor principal Jared Kushner se reunieron en la sede de la campaña en Arlington, Virginia, con el gerente de campaña Bill Stepien y otros altos funcionarios, jugando con lo que viene a continuación. La campaña presentó una demanda en Michigan para detener inmediatamente el recuento de votos, alegando que los monitores de campaña republicanos no estaban suficientemente representados en los sitios de recuento de votos.
«También exigimos revisar las boletas que se abrieron y se contaron mientras no teníamos un acceso significativo», dijo Stepien.
La campaña del presidente aprovechó acusaciones similares sobre la falta de acceso a los procedimientos de conteo de boletas en su petición para detener el conteo de votos en un condado azul confiable en Nevada.
La campaña de Trump presentó una demanda en Michigan para detener inmediatamente el recuento de votos.
Los operativos de Trump prometieron presentar una petición para un recuento en Wisconsin, lo que está permitido por la ley estatal si el margen es menor al uno por ciento. El margen actual que separa a Trump y al exvicepresidente Joe Biden es del 0,6 por ciento. Los recuentos rara vez invierten los votos presidenciales; Wisconsin realizó uno después de la estrecha victoria de Trump en 2016 y cambió un poco más de 300 votos.
A última hora del miércoles, la campaña envió a un grupo de alto perfil liderado por Eric Trump y Rudy Giuliani a realizar una conferencia de prensa, advirtiendo al gobernador demócrata de Pensilvania, Frank Wolf, que no permita las «papeletas mágicas», como los llamó el asesor principal de campaña Jason Miller, para privar al presidente de lo que la campaña llama declarativamente una victoria en el estado.
A pesar de que una cantidad sustancial de votos por correo todavía no se contabilizaron en Filadelfia y el condado de Montgomery, ambos baluartes demócratas, la campaña del presidente insiste en que los votos no contados de los condados amigos de Trump le darán la victoria.
Los operativos de Trump prometieron presentar una petición para un recuento en Wisconsin, lo que está permitido por la ley estatal si el margen es menor al uno por ciento.
«El margen no estará cerca», dice Stepien. «Estamos declarando la victoria en Pensilvania».
Un fallo de la Corte Suprema de Pensilvania a fines del mes pasado permitió que los votos enviados por correo se contaran durante tres días después de la elección, sin siquiera requerir firmas en las boletas. La campaña de Trump podría argumentar, como lo hizo anteriormente el Partido Republicano estatal, que solo la legislatura, actualmente controlada por los republicanos, puede cambiar tales leyes. La Corte Suprema de Estados Unidos se negó a escuchar el caso anterior, diciendo que no había suficiente tiempo antes de las elecciones. Sin embargo, tres jueces conservadores dijeron que el tribunal podría conocer el caso después de las elecciones.
La campaña podría instar al Partido Republicano estatal a presentar una nueva petición ante el Tribunal Superior. Y con Amy Coney Barrett ahora en la cancha, es plausible que una mayoría conservadora pueda votar para decidir el caso sobre el fondo. Eso, potencialmente, podría invalidar los votos por correo contados después del día de las elecciones y probablemente terminaría con las esperanzas de la campaña de Biden en el estado.
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«Estamos demandando para evitar que los funcionarios electorales demócratas oculten el recuento y procesamiento de las boletas de nuestros observadores electorales republicanos, observadores cuyo único trabajo es asegurarse de que se cuenten todas las boletas válidas y se cuente una», dice Justin Clark, subdirector de campaña de Campaña de reelección de Trump.
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