Por Lucrecia Melcior
El clásico ritual hammam forma parte de la esencia de la cultura turca. Usando métodos y prácticas tradicionales, a través de un proceso especial llamado Kpük (burbujas de jabón), el baño turco es un viaje de limpieza profunda, tanto corporal como a nivel espiritual. Una tradición rejuvenecida.
Viajar no significa solo el desplazamiento de un lugar a otro, sino que también implica en conocer las costumbres de cada pueblo, zambullirse en su cultura para poder comprender –aunque sea un poco mejor– su idiosincrasia. Conocer el pasado y la historia de los pueblos siempre ayuda a entender mejor su presente. Por eso, quien visite Turquía por primera vez sentirá misterio por lo desconocido entendiendo que es una experiencia inmaculada a través del tiempo.
Porque se dicen que todo viaje, aunque sea a miles de kilómetros de distancia, comienza con un solo paso, todo aquel viajero curioso debe vivir, aunque sea una vez, la experiencia tradicional de un típico baño turco, ese primer paso puede ser un momento revelador.
NACE UN NUEVO VIAJERO
El turismo de bienestar creció más del 9% a lo largo de 2022, casi un 50% más rápido que el turismo global. De acuerdo con la investigación realizada por la plataforma de viajes Booking.com, un 78% de los argentinos encuestadas dijo que los viajes contribuyen a su bienestar mental y emocional mucho más que cualquier otra forma de relajación o descanso.
Hoy el lujo se traduce en bienestar, como un atributo cada vez más exclusivo, dando origen al Promadic. Se trata de un viajero con impulsos propios, guiado por la creencia de que los viajes deben tener un propósito, ser proactivos y perseguir un sentido de progreso personal y comunitario. De ahí su nombre: Pro (proactivo, progresivo, productivo) y Nomad (apoya el concepto de “vuelta a la naturaleza” impulsado por el wellness).
Independientemente del destino elegido, si se viaja solo o acompañado, por un fin de semana o un mes, el foco está puesto en el significado del viaje, el vivenciar un antes y un después: una transformación.
La transformación de viajar como pilar fundamental de la experiencia de viaje responde a la tendencia de “viajar sin prisa”, desprendida del movimiento de Slow Travel. Una filosofía para quienes comprenden que viajar es una forma de huir de la velocidad y reconectar para volver a disfrutar de nosotros mismos, del destino, su cultura y su gente. Simplemente el arte de viajar a un ritmo más tranquilo. Sin dudas, los cambios que han movilizado al mundo en este último tiempo conllevan a un nuevo estilo de vida. Lo que antes era indispensable, hoy se ha vuelto opcional, y lo único que de verdad pareciera enriquecer a la humanidad son los afectos, la salud y el bienestar.
RENOVACIÓN, POR DENTRO Y POR FUERA
Para algunos los baños turcos son la versión otomana de las termas romanas, mientras que para otros son un ritual lleno de connotaciones. Definitivamente son un lugar creado para combinar la limpieza del cuerpo y la relajación, aunque también cumplen una función social y cultural.
Durante el siglo XVIII, Estambul llegó a tener más de 150 baños, muchos de ellos construidos por el arquitecto Sinan, entre ellos Kılıç Ali Paşa Hammam que aún hoy sigue en pie. Fue construido entre 1578-1583 a pedido del famoso almirante otomano Kılıç Ali Paşa como parte de la mezquita y el complejo escolar, para servir a levends (fuerzas marinas otomanas). Hoy en día, este monumento histórico es famoso por sus líneas arquitectónicas y majestuosa cúpula, y el hammam es uno de los edificios simbólicos de Tophane, el distrito portuario de Estambul.
Su reciente restauración ofrece a la ciudad contemporánea la posibilidad de captar un palimpsesto cultural porque es una pieza arquitectónica y espacial impresionante, tanto en el sentido arquitectónico como en términos de capturar la atmósfera histórica original. Al restaurar el edificio a su función original, este proyecto desempeñó un papel sociocultural importante en la reintroducción de la cultura de baño otomana en la vida urbana contemporánea.
Etimológicamente, la palabra hammam (el nombre en árabe) significa “que expulsa calor”, pero actualmente y dependiendo del dialecto, equivale a decir baño.
Kılıç Ali Paşa Hammam ofrece al visitante el ritual del baño turco clásico, relajándose en el mármol caliente, recibiendo un tratamiento de matorrales y espuma por un asistente, luego descansando en los divanes del salón mientras disfruta de un sorbete casero, limonada, té caliente y mordisqueando aperitivos. Además, hay dos tipos de sesiones de masaje disponibles para aquellos visitantes que desean ampliar su relajación aún más.
Al entrar en el camegah (salón), uno queda fascinado con la grandeza del edificio y la impresionante cúpula principal de 17 metros de altura y 14 metros de diámetro, considerada entre las más grandes de la ciudad, y el majestuoso domo por donde atraviesa la luz solar. Mientras explican los detalles del ritual, se puede disfrutar del ambiente místico y saborear un şorbete casero tradicional que dan como bienvenida. Una vez que usted se sienta listo, lo guiarán a los vestidores para poner su peştamal (el cott clásico en la envoltura del hammam) y comenzar su experiencia.
Un asistente especial, –natır (para damas) y tellak (para hombres)– lo guiará a lo largo de su viaje dentro del hammam, le dará la bienvenida a la entrada de la habitación caliente. Para relajarse y suavizar su piel, así como ayudar a su cuerpo a adaptarse al calor ambiental, primero se acostará en el Göbektaşı, el mármol hexagonal caliente en el centro, durante al menos diez minutos. Es decir, el auxiliar lo llevará al siguiente de la Kurna (la cuenca de mármol) donde exfoliará su cuerpo con un guante especial de limpieza, el kese. Después del enjuague, el paso final del ritual Kpük (lavado de jabón de burbujas) comenzará y lo frotarán con una esponja, dejando una sensación de purificación.
Hoy en día, Kılıç Ali Paşa Hamham al igual que cientos de otros hammams turcos que proveen de esta costumbre que ya tiene más de medio siglo, poseen un espíritu antiguo pero con un rostro renovado que ofrece a sus visitantes una experiencia mágica, un viaje inmaculado a través del tiempo.