Los inicios de Marcos Jofré en el mundo vitivinícola, actual CEO de Bodega Trivento, se remonta a su linaje familiar. Mendocino puro cepa, siempre vivió en una zona productiva de la provincia donde su padre tenía una finca, cerca de algunas bodegas. Como su abuelo era ingeniero agrónomo, de niño ya correteaba entre vides dejando una huella imborrable en su ADN.
Su título universitario de ingeniero industrial lo llevó a explorar el mundo y nuevos caminos en la industria de la energía, hasta que volvió a enraizar con sus orígenes. Nuevamente en Mendoza, tuvo revancha y pudo encontrar un equilibrio entre sus intereses relacionados a la sustentabilidad y su amor por la vitivinicultura. “Siempre me gustó mucho la parte de medio ambiente y desde hace años que, a través de un abordaje diferente para la industria del vino, venimos desarrollando algunos cambios para ser sostenibles”, explica con entusiasmo.
Tenemos que entender que en ese entonces, alrededor del 2011, en Argentina no se hablaba de “ser sustentable” ni existía la temática o el área dentro de las bodegas nacionales. Para muchos Marcos fue un visionario, pero él hace foco en su pasión por la sustentabilidad, su interés por medir la huella de carbono y la huella del agua, inclusive hasta medir el ciclo de vida del vino como únicos responsables de impulsar un cambio irreversible. “Me interesa medir el proceso completo: desde que se hace la botella en Mendoza hasta que llega por ejemplo a Inglaterra; y así medir el impacto y poder optimizar nuestros recursos”.
Toda esta vocación y amor por lo ambiental se expandió de manera orgánica hacia el trabajo social, y así priorizar la sustentabilidad en la bodega sin perder la alta calidad de sus productos. “Creo que esto se dio por la sincronía de las personas que nos encontrábamos ahí. Un capital humano único. También empezó a cambiar el mundo y eso ayudó. Hicimos el primer reporte gris de la industria vitivinícola y empezamos a hacer proyectos de reducción de todo tipo de impacto”, explica Jofré con orgullo. Bajo su liderazgo, Trivento puso foco en los 10 principios del Pacto Global de Naciones Unidas, fue la primera bodega argentina en abrazar el desafío de adelantar su contrato voluntario de alcanzar cero emisiones netas para 2040 en lugar de 2050. Siempre con compromiso y de manera sostenida en búsqueda del triple impacto positivo; el camino hacia lo sustentable no queda sólo en un beneficio económico sino también tanto en lo social, ambiental y en lo medioambiental.
Al respecto del ambicioso compromiso de carbono neutralidad de la compañía, Marcos Jofré destaca que en el proceso uno de sus mayores desafíos fue implementar un cambio en la cultura de la gente y dar las herramientas necesarias para que el impacto individual también sea relevante. Pero, ¿quién puede estar en contra de que usemos menos agua? “Lo que me gusta de la sustentabilidad es que busca hacer un propósito, ese propósito siempre es común; se busca un propósito común que siempre nos supera. La acción individual puede cambiar la mirada macro, porque todos somos parte de la solución”. Como el 90% de la facturación de la bodega viene de afuera (su principal mercado es Reino Unido, seguido por EEUU) pareciera ser que viven en el futuro, con todas las exigencias de un mercado externo evolucionado. Y si bien el contexto a nivel nacional muchas veces no ayuda, Jofré no se conforma y con un pensamiento lateral enfrenta los obstáculos para que esa cadena de producción verde no se rompa (¡y nunca se rompió!). Con una perseverancia admirable, Jofré sabe que de alguna u otra manera hay que llegar al objetivo.
CULTURA DEL CONSUMO
A nivel nacional, ¿vislumbra una moda del vino orgánico?
Puede ser que haya una tendencia pero también considero que responsabilidad de todos educar al consumidor. Nosotros tenemos el vino orgánico como un producto para que el consumidor elija. Nosotros creemos en la elección del consumidor y nosotros iremos trabajando detrás de esa elección.
Trivento tiene mucha presencia en el exterior. ¿En el mercado internacional ganó terreno?
El argentino tiene la ventaja de ser curioso. Sale algo nuevo y automáticamente quiere saber de qué se trata. Pero lo cierto es que hay muchas tendencias por mercado, por el momento creo que lo de vinos orgánicos es muy desparejo. No creo en una tendencia mundial sino más en que el consumo cambia permanentemente. Hay lugares donde la categoría orgánica directamente no existe, y en otros donde existe un crecimiento real.
¿Los mercados se acomodan a la demanda?
Lo que veo hacia futuro es la sustentabilidad. Y el producto orgánico, que no necesariamente tiene por qué, no es sustentable. Pero sí tiene desafíos de producción. Veo un interés, pero siento que es muy difícil predecir exactamente hacia dónde irá el orgánico. Pero sí creo que hay que separar lo sustentable y lo orgánico, aunque todo lleva a una menor intervención.
La variable del agua es una problemática para la industria vitivinícola y toda la provincia de Mendoza En su proceso de sustentabilidad, ¿cómo enfrentan el desafío de su escasez?
Sí, un problema para la mayoría de los bodegueros y el objetivo es cómo optimizar el recurso. Trivento tiene el 100% de su viñedo con riego presurizado y también tenemos estaciones meteorológicas en cada una de las fincas. Junto a nuestro ingeniero Pedro Bonori, venimos investigando hace un mucho tiempo la necesidad real del viñedo para optimizar el uso del agua. Depende mucho de la ubicación de los viñedos, del terroir, factores climáticos y otras variables que inciden.
La bodega tiene un amplio portfolio de vinos. ¿Cuáles son sus vinos más venidos?
Trivento Reserva Malbec es nuestro vino más vendido, muy aceptado.
Pero se habla de un cambio de consumo. Se habla que a nivel mundial bajó el consumo de vino tinto y que las nuevas generaciones tienden a elegir vinos blancos o rosados.
Si, hay una baja del consumo y también hay nuevas tendencias, por ende hay otras oportunidades. Por un lado, hemos detectado la tendencia de los blancos más refrescantes, con menos alcohol, más ligeros y, por otro lado, también hay nuevos consumidores. Por ejemplo, en Brasil con el White Malbec somos el vino blanco más vendido hoy en retail. Uno debe adaptarse siempre, pero quizás lo que pasa en el mercado global no es lo que pasa en tus vinos o en tu marca. Nosotros venimos creciendo en blanco y tinto.
Sin dudas la bodega Trivento se erige sobre la innovación y sin miedo a hacer cosas, un equipo de trabajo inquieto que vibra con el vino. “El vino tiene una cultura que atrapa y nosotros tenemos ganas de hacer muchas cosas”, cierra Jofré.